jueves, 13 de agosto de 2009

3ra entrega de "NO PIERDAS DE VISTA EL CUADRO"


Serie con animaciones y videos

"¡EN EL CONSULTORIO NO!"
Mandamientos difundidos,
sin debate concebidos.


- 5 -



"No pierdas de vista el cuadro"
(tercera parte)



¿Por qué se metió Lacan con el cuadro "Los embajadores"?
Sostengo esa pregunta y este juego.

(El cuerpo principal de este post ha sido escrito
con la expectativa de que quien lo lea
no requiera de conocimientos previos sobre psicoanálisis para abordarlos.
Las llamadas a pie de texto,
son pequeñas puertas entreabiertas).




Es momento de trazar un puente
entre la pintura de Holbein en la National Gallery
y algo que sucede en el consultorio:


(Hans Holbein, según la serie "Los Tudors")


Llega un paciente, enfurecido.
Hace un rato no más, un hombre se le ha querido adelantar en una fila de trámites.
Como puede, el paciente le pinta (1) el hecho al analista:
"el tipo me hizo ver como un estúpido".
Remata:

"decí que soy educado, porque sino..."
.
El analista piensa:
"típico neurótico obsesivo".

Enseguida registra que éste no es sólo un pensamiento, sino que algo está haciendo con él. El paciente sigue hablando.

.
Pausa.
En este artificio que les convido, vale apretar pausa.

Vale también meterse con las cosas que a veces nos suceden cuando escuchamos a alguien que nos cuenta su padecer.

Foco entonces en el detalle de ese pensamiento del analista.



Por cierto, la frase del paciente
(del estilo
"haría tal cosa... pero no")
y otros elementos previos
le indican que
el modo de hacer de este hombre con su deseo
responde a lo que algunos llaman

"un cuadro de neurosis obsesiva".





Así las cosas, estamos en el terreno del llamado "ojo clínico"...

El ojo clínico siempre tiene su guía
en cierto modo del saber
y en la experiencia previa.

A través de ellos hace casuística:

el paciente que tiene frente a sí

puesto en relación
con
otros casos ya conocidos.

Resuena aquí el mandamiento
(¿quién no se las ve con ellos?):

"No pierdas de vista el cuadro y sabrás de qué curar al paciente"





El ojo clínico
realiza, con sofisticación,
esto que el ojo de cualquier persona tiende a hacer
cuando intenta captar algo que podría no entender:


(clic en este video)

(retratos pintados por Hans Holbein, el joven)


Hacer (el paciente) o ver (el "terapeuta") un cuadro clínico
guarda relación con
hacer o ver una pintura desde cierta posición.
La posición de "tengamos el arte en paz"
(2).
Así:

los temas pintados podrán ser muy inquietantes,

o conmovedores,
pero siempre
artista y
espectador saldrán enteros.


Enteros:

el pintor no habrá mostrado más que lo que buscó mostrar (3);

el espectador no habrá sido tomado de ningún otro modo que como espectador.


Pero, además, entre ambos sostienen una relación punto a punto:


. <-> .

así como el ojo del espectador irá al punto que el artista busca expresar...


(foto del video incluido en la entrega anterior: la visión de Holbein de los modelos que está pintando) (4)


... el ojo clínico irá al punto en el que "se expresa" el inconciente.


Como sea, los ojos del conocimiento se sostienen en la convicción de que, más tarde o más temprano, puede ser eliminada la posibilidad de engañarse con lo que se tiene enfrente:
confíanza en el entendimiento

y no en las meras apariencias.



No por nada el saber popular ha acuñado este doblete:

"las apariencias engañan"
+
"lo esencial es invisible a los ojos"


Es la óptica más pregnante (5),
a la que tendemos cotidianamente
y en la que habitamos videntes y no videntes.



Sucede que estamos hablando de
un campo de la visión,

de lo escópico,
donde lo que está en juego,
a pesar de lo que solemos creer,
no es la función anatómica de la visión
sino los rectos hilos que podemos tender
entre
el objeto a comprender
y
nuestro entendimiento.

. <-> .

Aquí un ejemplo de esa óptica punto a punto;
el niño ciego tendiendo hilos entre su entendimiento y su madre dormida
(escena de la película australiana "La prueba") (6):





En nuestra próxima entrega veremos el notable desenlace de esta escena.
.
Pero antes de cerrar este capítulo
necesito soltar el "botón de pausa" que apretáramos en nuestro artificio.
Y volver al consultorio:

..
el analista acaba de pensar: "típico neurótico obsesivo";
pero,
mientras el paciente sigue hablando,
registra que aquello
no es sólo un pensamiento.
Es un pensamiento con el que hace algo:

"me protejo...
como si levantara un vidrio blindado entre él y yo".


¿Pero de qué se protege?




Intuye:
de algo que le causa lo que está dici
endo el paciente.


¿Pero qué de lo que ese hombre está diciendo lo toca?
.
.
Al borde de esta pregunta se dividen una y otra vez las aguas de la teoría del psicoanálisis.
.
Arrastrados por el vaivén de las palabras entre paciente y analista,
hacia allí nos dirigiremos en el próximo capítulo.



Continuará...



Guillermo Cabado




Fuente de los videos:

* animación de cuadros de Hans Holbien: fuente youtube

* escena de la película "La prueba", de Jocelyn Moorehouse (Australia, 1990)




(1)
Cuando digo "le pinta" estoy proponiendo precisar y poner en relación un modo en que el paciente le dice al otro con lo que a Lacan le interesa de lo que el pintor tiende a buscar en el espectador: "el pintor (con excepción del pintor expresionista) le da su pitanza al ojo, pero invita a quien está ante el cuadro a deponer su mirada, como se deponen las armas. Éste es el efecto pacificador, apolíneo de la pintura. Se le da algo al ojo, no a la mirada". Con nuestro avance ya veremos surgir en qué la mirada se diferencia del ojo, el ojo en "su carácter de órgano, tal como surge en el diván" (ambas citas provienen de su clase del 4/3/64 del Sem XI, pag. 108 y 109 de Paidós)

(2) Esto que aquí propongo dialoga con lo que Lacan desliza respecto de cierta posición femenina, que suelo poner a jugar con la película "Amelie": "el mundo es omnivoyeur pero no es exhibicionista, no provoca nuestra mirada" (clase del 19/2, Sem XI, pag 83 de Paidós).
Por lo demás "el tengamos el arte en paz" es una expresión con la que pretendo nombrar a vuelo de pájaro algo que los artistas vienen cuestionando desde hace tiempo, aunque sacando diversas consecuencias de tal cuestionamiento. En relación a eso alguna vez me propuse jugar con una obra de Carlos Trilnick que a mi juicio ubica el punto donde la vertiente del "arte interactivo" suele naufragar en tal intento de cuestionamiento: clic aquí.

(3) Remito a las observaciones que Lacan hace sobre la transferencia en su seminario X, en la clase del 30/1/63, incluyendo aquella frase de su paciente "si yo estuviera segura de que fuera únicamente transferencia" y la función de ese "no más que" (pag 13 texto establecido para circulación interna de la EFBA por Ricardo Rodríguez Ponte)

(4) Esta cuadriculación del espacio, está presente tanto en el portillo de Durero(clic) al que alude Lacan en sus clases sobre la esquizia del ojo y la mirada en el seminario XI, como en aquellos planos que hacía la policía sobre la habitación del ministro ladrón, en el cuento de Poe, "La carta robada" y respecto del cual Lacan construyera su famoso escrito "El seminario sobre la carta robada".

(5) Es lo que en el seminario XI Lacan llama "la óptica geometral".

(6) Hilos que subsanan lo que los hilos de luz no pueden imprimir en su órgano visual. Los ecos del estadio del espejo creo que resuenan allí.
Es muy interesante la función que en el film de Moorehouse aquí citado, tiene la cámara fotográfica: pone en tensión qué es lo que está en juego en la "óptica geometral": ¿un asunto de anatomía o de una relación con el Otro?. Respecto de la óptica punto a punto, se impone presentar aquí una portada del libro de Diderot, "Carta sobre los ciegos para uso de los que ven", que cita Lacan en las clases del 26/2 y 4/3 de su seminario XI:



Por último, a quien le interese dialogar con los planteos de Lacan en las cuatro clases dictadas entre febrero y marzo de 1964 sobre el ojo y la mirada, sugiero este interesante artículo de Daniel Giovannangeli respecto de la dióptrica de Descartes y "El ojo y el espíritu" de Merleau Ponty: http://www.upv.es/laboluz/rev/rev-3/descart.htm


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