sábado, 28 de julio de 2012



4 - Desarrollos para el grupo de analistas en formación
del Centro Dos

-4-

DE TIM BURTON A ALEJANDRA PIZARNIK 
(¿HAY CINE o TEATRO PARA CHICOS?)

.Nro. tres de la serie
(escrita en 2005) 


"¿QUÉ ES UN NIÑO?"

(o "¿QUÉ VES?, ¿QUÉ VES CUANDO ME VES?")




(dibujo obtenido de internet y no del consultorio psicoanalítico)



"¡¿No hay un ente regulador para el teatro?!.
Ayer llevé a mis hijos a ver "Dedos en el espejo".
Dicen malas palabras y hasta se mata a un personaje en escena.
¡¡Son unos pelotudos!!"


(llamado a Fernando Peña en su programa el "Parkímetro",
proveniente de una espectadora de dicha obra, 
que fuera escrita y dirigida por mí al calor de la pregunta "¿qué es un niño?") (1)




Una de Hansel y Gretel 

En el último correo intenté articular una cuestión fundamental: por la puerta de "los modos de ser de un niño" no se accede a ninguna verdad sobre lo que el niño es. (2)

Luego fue que desembocamos en el punto en el que a veces se ubica a un chico: como el soporte del reflejo de un reflejo. Acaso en eso haya podido entreverse el problema: hablando de un niño, de lo que es, de lo que le hace bien y lo que mal le hace, de la verdad del niño suele quedar... nada.

Reducido a un partenaire, a un soporte contra el cual ajustar la imagen de los propios mitos (3). 

Decir que sobre aquella bailarina-niña de Degas no había más que el reflejo de un reflejo no es solamente ubicar, en las palabras de aquellos opinadores, el extravío de algún acceso posible a "lo niño" (no atribuible ni a la época ni siquiera a que aquel cuerpo fuese de cera).

También es un alerta para no precipitarnos en creer que por distinguir allí un reflejo habremos de saber algo sobre el adulto "reflejado": si giramos la cabeza, en el otro extremo no encontraremos ninguna fuente de origen, no llegaremos a ningún original objetivable, a ninguna verdad consistente respecto de lo que nuestro-adulto-de-turno es. Apenas allí una pista, una miguita a lo Hansel y Gretel, que acaso el opinador, y sólo él, podría aprovechar para preguntarse sobre lo que lo agita y lo pone a hablar de niños. Se vislumbra en esto las razones por las que inicié esta serie con lo que denominé "el cero" de la misma en el primer correo enviado (aquello de la noticia sobre un dedo cortado) (4). En definitiva lo que está en el tapete es dónde nos paramos ante estos juegos de reflejos.




El mágico mundo de "ZZ" 

¿Tendremos mejor suerte cediéndole la palabra a los niños?. En definitiva se supone que ellos habrían de estar en contacto directo con su cosa.

Hubo una vez, hace tiempo, una niña de 5 años que llamaré "ZZ". La mamá la trajo a mi consultorio porque la nena "era la piel de Judas". La trajo no sin que en la escuela le hubiesen dicho "haga algo con ZZ porque se comporta de tal y tal manera" . Frase que la mamá escucho así: "haga algo con ZZ porque es la piel de Judas". Estando en entrevistas con la nena cierta vez me puse a hacer cosas de mago. Obsérvese qué fácil: tomé una tapita de boligoma, nada por aquí, nada por allá. Pasé la mano junto a mi boca y de un modo eficaz e imperceptible, escondí allí la tapa. Mostré luego la mano vacía. "ZZ" con sus ojos maravillados aplaudió: "¡hacelo de vuelta!". Repití el truco. Esta vez "ZZ" no aplaudió: me metió un cachetazo que me hizo escupir la tapa. 

Poner la otra oreja 

Llegado ese punto se abrieron entonces tres posibles caminos: a) embocarla (dícese del golpe que se le aplica al otro siguiendo la ley del Talión); b) apresurarme a concluir "qué es un niño": "esto demuestra que la niña ZZ es la piel de Judas; ¡seguramente no le ponen límites!, o seguramente cuando era chica, más chica que ahora, algo la traumatizó y bla, bla"; c) soportar no saber, abrir la oreja a lo que la nena pudiera decir con el tránsito del tiempo, y aún otra vez más soportar no saber: no saber si voy a poder saber algo sobre esa niña.

Como quien se topa con una película que ya vio, recordé ipso facto cierto episodio de mi infancia (5). Enseguida me despegué de las trampas del propio yo y tomé el camino "c". 

Cuando la opción es la de dar la palabra al niño, sucede lo que suele suceder cada vez que alguien es invitado a hablar de sí. Un fenómeno que nos arroja a extrañas aguas: ningún río de chocolate como en la película de Burton, apenas las mareas de la teoría de los conjuntos. 

¿¿¿Eh???. 

En el próximo correo intentaré explicarme, cruzando a "ZZ" con el otro tigre de Borges. Sin rencores.


Lic Guillermo Cabado



(1) Después de aquella llamada de nuestra educada espectadora, el querible Fernando Peña nos realizó una nota en su programa para hablar de estas cuestiones: http://rumorosa.blogspot.com.ar/2012/01/con-fernando-pena-en-el-parkimetro.html 

(2) Para ver el envío previo sobre el reflejo del reflejo: http://rumorosa.blogspot.com.ar/2012/07/3-de-tim-burton-alejandra-pizarnik-hay.html 

(3) Comentario para aquéllos que se interesen en teoría psicoanalítica: esa función de soporte para el ajuste la entiendo análoga al ramillete del segundo esquema óptico de "Observación sobre el informe de Daniel Lagache". En tanto en el tercer esquema hallado en ese escrito podremos articular la idea del "reflejo del reflejo" con la subjetivación de esa bifurcación de reflejos así como también una reflexión sobre lo que hace y lo que no hace un psicoanalista (cuestiones que en algunas prácticas se olvida, por ejemplo cuando se convoca a la novia de un paciente para verificar si es tan bruja chupasangre como él la padece y la pinta: "tiene usted razón señor paciente, ¡¡su novia es flor de ramillete!!"... acotación que vale también para la clínica con niños). Por último: en el seminario X de Lacan podrán encontrar el abordaje de eso que se pierde en el juego de reflejos: "el cuerpo original", ya no falseado en la metáfora de un "potiche" (jarrón/hombre de paja) escondido de la visión, sino vinculado con aquéllo que, ausentándose del espejo, en él se presentifica. Propongo esta imagen: eso que en el reflejo del espejo se vislumbra como el eco de lo que nos agita (apenas una metáfora apoyada en el hecho de que al eco, como al Drácula de Christopher Lee, no hay modo de reflejarlo). En fin, una puerta para pensar la angustia (que no es precisamente el miedo a los vampiros...)
 
(4) El número cero de la serie: http://rumorosa.blogspot.com.ar/2012/04/1-desarrollos-para-el-grupo-de.html

(5) Tendría yo unos diez años y un afán por hacer magia. Nucleé a toda mi familia alrededor de mi show. El primer truco consistía en hacer desaparecer un salero. El punto es que, nada por aquí, nada por allá, debía deslizarlo hacia un bolsillo de forma imperceptible para consumar la ilusión y fascinar a todos. El bolsillo no estuvo lo suficientemente abierto. Con el estallido del salero contra el piso, mi sueño de ser mago se cerró para siempre. O al menos eso creí hasta toparme, años más tarde, con la mano de ZZ.






(planta de luces de la obra "Dedos en el espejo", en la puesta que realizara en "El club del bufón" en el año 
2004)

viernes, 20 de julio de 2012




"MÁS ALLÁ DEL BIEN Y DEL MAL"
de LILIANA CAVANI (1)

(película completa y on line)

Andreas-Salomé, Rée y Nietzche

 
Septiembre de 1911

"Durante nuestra estancia en Weimar, Sachs y yo aprovechamos la oportunidad de visitar a la hermana y biógrafa de Nietzche, Frau Elisabeth Nietzche de Förster. 
Sachs le habló del Congreso de psicoanálisis a realizarse en la ciudad y se refirió a la semejanza entre algunas ideas de Freud y las de su famoso hermano 
(entre los miembros del Congreso estaba Lou Andreas-Salomé, la gran amiga de Nietzche y más tarde de Freud)"

("Freud", biografía escrita por Ernest Jones, cap 19)


"...sabemos que Lou asistió al Congreso en septiembre de 1911 con Poul Bjerre, un psicoterapeuta sueco que era su amante en ese entonces. 
Freud se rió de su "deseo expresado con tanta vehemencia de estudiar psicoanálisis". 
En su entusiasmo ingenuo, Lou estaba actuando como un niño atraído por un facinante juguete nuevo.
"¿Acaso me confunde con Santa Claus?", le preguntó Freud con mirada brillante"


("Las mujeres de Freud", de Appignanesi y Forrester, cap 8)
 

 

 (video no visible en versión por mail)

Junio de 1964

"Si reanudamos el asunto del bien y del mal, se verá que el hedonismo, como es bien sabido, fracasa, patina, cuando intenta explicar la mecánica del deseo. (...) no hay mal que no produzca un bien, y cuando se presenta el bien, no hay bien que aguante con el mal.
Por eso fracasa la ética cuando se sitúa en el puro y simple registro del placer..."
(Seminario XI de Lacan, clase del 10/6/64)


(1) Ya había dirigido dos años antes el clásico "Portero de noche"




jueves, 19 de julio de 2012


3 - Desarrollos para el grupo de analistas en formación
del Centro Dos

-3-

DE TIM BURTON A ALEJANDRA PIZARNIK 
(¿HAY CINE o TEATRO PARA CHICOS?)

.Nro. dos de la serie
(escrita en 2005) 


"¿QUÉ ES UN NIÑO?"
(o "EL REFLEJO OSCURO DE LA LUNA")




..
“En esta película que es la novela de Dahl,
la culpa es, como siempre, de los padres.
Padres monstruosos tienen hijos monstruosos”

(comentario sobre la película de Burton, "Charlie y la fábrica...",
de Gustavo Noriega en la revista “El amante del cine”)


.¿El niño es un reflejo de la madre que lo parió?

Entre los comentarios recibidos después del nro 1 de esta serie (gracias por ellos) se introdujo una palabra que, con el permiso ya concedido por su emisor, tomaré como eslabón para continuar. Decía el correo respecto de "Charlie y la fábrica de chocolate": “en definitiva esos chicos son un reflejo... de sus padres” (por ejemplo: el alemancito voraz del afiche con que abrimos este comentario y sus “contagiosos” padres voraces).

Me permití aquí intervenir aquella frase original subrayando la palabra "reflejo" e introduciendo luego tres puntos suspensivos. Como quien hace espacio, en esos puntos cabe un gesto: el que suele sobrevenir tras el momento en el que uno se topa con un reflejo inesperado:sobre un vidrio. Me refiero al simple gesto de voltear la cabeza en busca del origen de tal reflejo.

(fotograma de la vieja película "La sociedad de los poetas muertos",  
extraído de lo que juzgo es su escena clave, generalmente desatendida en los comentarios que se hicieran sobre el film: la escena de las fotos de los alumnos de antaño y los nuevos, reflejados sobre el vidrio)


Con esos puntos suspensivos la idea de que el niño sería un reflejo de toma otro color. Es que el dichoso giro de cabeza en busca del original reflejado deja de ser un mero asunto muscular para resultar la encarnación de la pregunta por el origen de, por la fuente de, por la causa de ese niño, supuesto reflejo.

Es ésa la pregunta que merodea las escuelas, los consultorios y las alcobas a la hora en que los padres se angustian por ciertas conductas de los hijos: "¿qué es lo que hace que un niño sea el niño que es?".

En esa metáfora del reflejo un riesgo acecha: pensar a los chicos como una especie de fotocopia, marioneta, o escultura parida por un amo y su mano. Idea que suele aparecer en frases como: "¡pero qué querés!: con semejante madre, ¿qué se puede esperar del hijo?...".



Dime qué padres tienes...

 
A pesar de la tentación del juego de las similitudes, los niños de la fábrica de Willy Wonka, como todos los niños, no son  en "sí mismos" un reflejo. Apenas personas, que viven su vida, sin perjuicio de que sobre sus cuerpos en ocasiones se formen reflejos de sus padres.
 

Conviene no confundir el reflejo con su soporte ocasional. La clínica psicoanalítica nos enseña que el hecho de que una niña hable "igual" que su madre no autoriza a creer que entre ellas haya alguna continuidad del ser ("de tal palo...").  

Pero aún así una pregunta se impone: ¿esos chicos son pasivos objetos reflectores... o de algún modo "eligen"trabajar de espejo? (acaso sea ésta la profesión auténticamente más antigua del mundo).(1)

No me haré el distraído: en todo este asunto un fantasma agita su sábana. Se trata de cierta teoría que algunas erradas lecturas hechas sobre los planteos freudianos contribuyeron a robustecer: "dime qué padres tienes y te diré por qué eres como eres". De allí a imaginar "Escuelas para Padres", hubo apenas un paso... (por prevenir, ¿vio?... ¡es que uno nunca sabe...!).


“¡Suéltame, pasado!”

En cualquier caso, no se trata de negar una obviedad: todo sujeto recibe influencias de otros y, en general, especialmente de los padres. No da lo mismo la biografía. Pero que no dé lo mismo no la convierte en causa de. No es el niño una escultura que va siendo moldeada por los episodios de su vida. Por más pequeño y dependiente que él sea, por más manipuladores o influyentes que los otros se tornen con él. Por cierto, esta idea es tan pregnante en ciertos modos de pensar un "tratamiento psicológico", que suele verse la siguiente escena:
.
“¡Suéltame pasado!”,
grita un adulto
 mientras toma de las solapas a su padre.
E inmediatamente el padre, futbolero, interpela al psicólogo de turno, convocado a juez:
Ful del atancante no es penal, referí!"
 
.(Alicia Liddell, musa inspiradora para Charles Dodgson, más conocido por Lewis Carroll;
 fotografiada por él mismo)


El reflejo de un reflejo


París, 1881. Edgar Degas finalmente se decide a exponer su “Pequeña bailarina de 14 años”.


Algunas reacciones al ver a la muchachita: “eso no es una niña, parece un mono”, “esa criatura parece una prostituta”.

Poco importa que aquella bailarina fuese de cera: para nuestro menester la escultura era una niña cada vez que alguien así la llamaba.

Aunque en la caja vidriada el escultor hubiese puesto a la mismísima Marie que parece que fue la modelo original en el que se inspiró (2), lo que en ella se reflejaba... nada decía de lo que ella era.

Más bien aquel reflejo apenas era una pista de lo que en el lugar de la niña agitaba a aquellos espectadores. Allí, sobre la niña, un reflejo de algo que aquí, en el adulto, no es el  "original proyectado (¡!) sobre la pobre criatura" (por ejemplo: "la ansiedad materna")... sino apenas una pista, un reflejo de cierto "no sé qué" que en el adulto se agita sin poder ser atrapado por ninguna explicación como "la ansiedad materna".

En otras palabras: he allí, en la niña, el reflejo de... un reflejo (3).

Luego: ¿qué era ese no sé qué agitándose en ciertos adultos, al punto de provocar aquel juego de reflejos?. Otra vez: ninguna explicación del tipo "tenían la cabeza podrida y por eso proyectaban en la niña", está a la altura de ese no sé qué.:


(video no visible en la versión por mail) 

Bien, pero entonces... ¿¿¿qué es un niño???.


Estoy en pido, canté. Me extendí más de la cuenta. En el próximo contacto compactaremos renglones y haremos como Dady Brieva y sus agrandadytos (4): los niños nos hablarán de ellos, es decir: de la teoría de los conjuntos. Cuántos recuerdos.


Lic Guillermo Cabado




(1) Entrecomillar el "eligen" es suficiente para advertir que es necesario problematizar el alcance de esa palabra. Vean en las comillas asomarse la cuestion del haftbarkeit pulsional que Lacan extrae de "Tres ensayos..." de Freud para destacar que ese término alemán indica no sólo perseverancia sino también responsabilidad subjetiva, cuestión fundamental para no hacer del sujeto del inconciente ni un "Yo oculto detrás del Yo visible" ni tampoco una hojita al viento que por no ser culpable tampoco es responsable de su posicionamiento en el deseo. 
Respecto de la profesión más antigua, la de los espejos, sugiero leer “El estadio del espejo como formador de la función del yo (Je) tal como se nos revela en la experiencia psicoanalítica” (de Jacques Lacan, “Escritos I”)

(2) En el París de 1880 era habitual que los padres de las niñas bailarinas favoreciesen que las mismas se prostituyesen con el calificado público masculino que concurría como espectador del Ballet. No todas podían pasar a ser bailarinas destacadas con buena paga.

(3) Sobre este punto sugiero visitar las películas “Vértigo” de Hitchcok y "El tiempo" de Kim ki duk. Y si les queda tiempo el placer de ver componer con reflejos: “Playtime”, de Jacques Tati. (unos nenes de aquéllos).Si hay aquí algún psicoanalista leyendo, le sugiero ver el film de Hitchcok y el de Kim Ki Duk con la “Observación sobre el informe de Daniel Lagache” (Escritos II, J.Lacan) y las primeras 5 clases del seminario 10 de J. Lacan, La angustia, en la valiosa traducción de Ricardo Rodríguez Ponte, a mano. Agrego a este posible recorrido la primer parte del libro de Slavoj Zizek, “Porque no saben lo que hacen”, en particular en lo que concierne al planteo hegeliano de la inversión de la inversión.

(4) Referencia de época: en el 2005, época de escritura de este material, estaba muy presente el efecto producido por el programa de TV "Agrandadytos", en el que Dady Brieva conversaba con niños.


Desarrollos para el grupo de analistas en formación
del Centro Dos







Les propongo este ejercicio de lectura interviniendo sobre aquel pasaje en el que les planteé detenernos, de la cuarta clase del seminario II de Lacan (8/12/54), los subrayados son míos:

"... el sujeto reproduce una pregunta esencial para él: ¿él mismo es, sí o no, un hijo legítimo? (...) Como ven, lo que aquí aparece destacado no es, como se tiende una y otra vez a creer, la dependencia concreta , afectiva del niño en relación con adultos que se suponen más o menos parentales."

> Lacan acaba de plantear un término: "la dependencia concreta". Les propongo pensar qué término podríamos ubicar en oposición a ése. 



"Si el sujeto se pregunta qué es él como niño, no lo hace en tanto que más o menos dependiente, sino en tanto que reconocido o no, poseedor o no del derecho de llevar su nombre de hijo de Fulano"

> Queda clara cuál es la pregunta que se está haciendo el hipotético paciente: "¿qué soy...?". 
Esos puntos suspensivos que se sustituyen al "como niño" proponen interrogar qué valor darle a ese sustituido

¿Ese "como niño" tendrá el mismo estatuto cuando el paciente y/o su oyente buscan responder la pregunta en el nivel de los fenómenos objetivables de "la dependencia concreta" ("tiene tales necesidades, recibe tales cosas, de tales otras carece, luego: ¿qué es como niño para el otro?")...
que cuando la pregunta es escuchada en relación a si se es o no reconocido con un nombre?.

"En la medida en que las relaciones en que está capturado han alcanzado ellas mismas el grado del simbolismo, 

> Entendiendo esas "relaciones" como los hechos que el paciente nos cuenta en la entrevista, ¿qué les parece que querrá decir que esos hechos hayan "alcanzado para el que habla el grado del simbolismo"?

el sujeto se interroga sobre sí. 

> A esta altura se vuelve imprescindible que a la idea de "reconocimiento" opongan la idea de "conocimiento" que Lacan vino desarrollando desde que arrancó con la cuestión platónica de la reminiscencia en el marco de las preguntas de Sócrates dirigidas al esclavo de Menón.

Se vuelve imprescindible porque no es lo mismo decir que el sujeto se interroga sobre "sí" en el nivel del conocimiento que en el nivel del reconocimiento.
Más aún: conviene preguntarse si es sostenible que pueda hablarse de "sujeto" en una pregunta planteada en el nivel del conocimiento 
(recordemos que a esta altura del seminario podemos definir al sujeto como un descentramiento respecto del moi).


"Por lo tanto, el problema se plantea para él a la segunda potencia,

> el problema de la pregunta "¿qué soy como niño?"
se plantea elevado a la segunda potencia.
Y ya necesitamos responder lo que les propuse pensar más arriba:
esa pregunta aquí está planteada en el nivel del reconocimiento.

Y hemos dicho que no es lo mismo hacerse esa pregunta a este nivel que en el del conocimiento.

Pero he aquí el problema que Lacan viene bordeando:

¿el reconocimiento es, permitámonos esta analogía, "el conocimiento elevado al cuadrado"?
(así como podríamos decir que "9 es igual a 3 elevado al cuadrado")

No hay entre 9 y 3 la misma relación que entre reconocimiento y conocimiento.

9 y 3 pertenecen al mismo campo, el de los números racionales, en cambio reconocimiento y conocimiento no pertenecen al mismo campo.

Por el contrario, para ubicarnos en el campo del reconocimiento ha debido suceder un salto, una discontinuidad respecto del campo del conocimiento.
Discontinuidad análoga a la que hay entre el número racional 2 y el número irracional "raíz cuadrada de 2"
(es decir: el número que elevado al cuadrado da 2, no pertenece al mismo campo que 2).

Así las cosas: 
¿qué es lo que "elevado a la segunda potencia" puede dar como resultado el reconocimiento?.

Podríamos responder:
 "¿qué soy como niño?", elevado a la segunda potencia.

Y sería válido con una condición: 
la de saber que ese "¿qué soy como niño?" no guarda más que una relación de homonimia con el "¿qué soy como niño?" articulado en el campo del conocimiento.

En definitiva, cuando Lacan habla de la "elevación a la segunda potencia" no se refiere a que el que nos habla se pregunte "¿qué soy como niño cuando me pregunto qué soy como niño?".
Eso no sería más que quedar entrampados en un juego de espejos enfrentados.

 (fotograma de "El tiempo" de Kim Ki-Duk)

Por el contrario esa elevación a la segunda potencia alude a que deberá suceder esta pregunta en el paciente:

"¿quién habla aquí donde digo "¿qué soy como niño?"" ? 

Siguiendo el espíritu de la cuarta clase de donde proviene este pasaje podemos anticipar que la respuesta a esa pregunta no podrá ser: "habla un Yo más verdadero".

Les propongo que luego de terminar con este pasaje se remitan a las páginas 34 y 35 de este seminario para ubicar cuál es la función de la raíz cuadrada de 2 en ese diálogo entre Sócrates y el esclavo en "El Menón".


  Bien retomemos:

"Por lo tanto, el problema se plantea para él a la segunda potencia, sobre el plano de la asunción simbólica de su destino, 

> ¿Qué implica asumir simbólicamente el destino?. 
Éste es el punto donde necesitaremos remitirnos a aquel famoso Edipo que conocía lo que le estaba destinado y sin embargo tanto conocimiento no le sirvió para ser el amo de su suerte.

Por cierto que Lacan no está planteando que hay que asumir que estamos predestinados a tal o cual episodio cual "hojitas al viento".
Está apuntando a algo que se dirime en el punto límite del conocimiento. ¿Se les ocurre a qué apunta?
 
en el registro de su autobiografía" 

> Como sea esa asunción del "propio" destino sucede entonces en el registro de "la autobiografía", es decir en ese clásico historizarse que realiza el paciente cuando nos habla.
¿Pero qué valor darle a ese historizarse?. 
Les propongo buscar una respuesta con lo que dice en la página siguiente a ésta que tomé:


"La pregunta del sujeto no se refiere de ningún modo a algo que puede ser consecuencia de un destete, abandono, falta vital de amor o de afecto; ella concierne a su historia en tanto que él la desconoce; y es eso lo que expresa, muy a pesar suyo, a través de toda su conducta, en la medida en que oscuramente busca reconocerla. Su vida está orientada por una problemática que no es la de lo vivido, sino la de su destino, a saber: ¿qué significa su historia?"


Nos vemos al regreso de las vacaciones

Guillermo Cabado