miércoles, 30 de enero de 2013


DEMASIADO AZUL

Este sábado 2 de febrero
en el cine del MALBA (1)
habrá otra oportunidad de ver en pantalla grande
 "TERCIOPELO AZUL",


la joya de David Lynch
en la que nos apoyamos en "Lacan con cine"
para razonar sobre el uso que le diera Lacan 
a cierto juego social:
el que planteaba cómo uno de tres presos podía ganar su libertad a través de la lógica (2)


 (video no disponible en la versión por mail)

  Para después de que la vean,
les propongo este disparador que
 podrán recorrer sin inconvenientes
aunque no conozcan el trabajo citado de Lacan ...

Imaginemos que Jeffrey, el protagonista, al conocer a Dorothy, la enigmática cantante interpretada por Isabella Rossellini, decidiera ir a ver a un psicoanalista.




A partir de lo que sucede en la película
podrían 
(subrayo el potencial, se trata sólo de un juego)
sucederse tres tiempos, 
distinguibles por su lógica y no por el reloj:

* a *

Primer tiempo, Jeffrey dice:

"Qué chica rara es Dorothy... ¿Qué le pasa?"

Y al fin deduce: "es medio masoquista".

(podría haber utilizado una categoría no "psi", por caso: "es la típica femme fatale del policial negro", y aún así seguiría en el mismo punto: lo que hace Jeffrey en este tiempo es "sacarle la ficha" a Dorothy) 



Por cierto, eso no impide que siga especulando sobre Dorothy. Así Jeffrey se encuentra preguntándose:"¿por qué yo no consigo entenderla?". Y entonces, por un instante, Jeffrey ve que algo no anda en él.


*b*

Segundo tiempo, ahora las cosas que dice Jeffrey pendulan entre dos vías:

"¿Qué quiere Dorothy de mí?"

y

"¿por qué no puedo 'sacarle la ficha'?".



"Pero para eso está el psicoanálisis, ¿no?: para ligar lo inconexo y llegar a entender", se dice Jeffrey, entregado a la causa de "razonando la gente se entiende".

Pleno tiempo para comprender...

 ***

Pero cada vez que está por concluir el asunto (3),
la trabajosa red que ha venido tejiendo se revela insuficiente para garantizar la comprensión...

Y encima el psicoanalista le corta las entrevistas obstaculizándole la recomposición del tejido...

Algo se le escapa una y otra vez.
Y paradójicamente, por escapársele, cada vez es más presente.
Hay una prisa que flota en el aire. 


*c*

Tercer tiempo. Jeffrey se encuentra diciendo algo que alguna vez le escuchó a su novia Sandy (esa rubia que parece ser la contracara de "la mujer fatal")


"Ok, es cierto: Frank es un monstruo, Dorothy me inquieta con sus actitudes... ¿Pero qué es esto que en mí se agita y me tiene aquí bailando?"

Y otra vez, por cierto, Jeffrey quiere "sacarle la ficha" al asunto,
pero se siente un débil mental:
la inteligencia no tiene respuesta.
Esta agujereada.
Y ya no comanda la partida.

Momento de concluir
En ese agujero de la inteligencia
Jeffrey acaso juegue su apuesta: psicoanalizarse.

Parafraseando a Sandy en el final de la película:
qué mundo tan extraño...psicoanalizarse no es para inteligentes.

(este disaparador no pretende explicar la película de Lynch
sino sostenerse en algunos de sus elementos 
para hacer resonar los planteos de Lacan)


Lic Guillermo Cabado




 
(1) Este sábado 2/2 a las 24hs en Figueroa Alcorta 3415

(2) Referencia a "El tiempo lógico y el aserto de certidumbre anticipada", Escritos I, pag 187. Tres tiempos lógicos: instante de ver, tiempo de comprender, momento de concluir, en el que el pasaje del segundo al tercero es motorizado por la función de la prisa (la cual en este comentario está pensada no sin la vinculación con el objeto a que Lacan propone casi 30 años después, el 16-1-73 en su seminario XX, cuando produce un juego homofónico en el que resuena en francés acto, prisa y ateo)

(3) Quise escribir "sujeto" para mantener el equívoco entre "asunto o materia sobre la que se habla o se escribe", segunda acepción en el diccionario de la Real Academia Española y "persona innominada", tercera acepción en el mismo diccionario para "sujeto". Pero me pareció que podía volver engorroso el hilo central del argumento.




miércoles, 9 de enero de 2013


9 de enero

UN DÍA COMO HOY, 
HACE 50 AÑOS, 
LACAN INVENTABA SU OBJETO a  


"Y bien, a partir de ese 9 de enero de 1963... se acabó".
(Jean Allouch, "Invención del objeto a")

"... esto es a.
Se los doy a ustedes como una hostia".
(Jacques Lacan, 9 de enero de 1963)



Era la séptima reunión del seminario sobre la angustia.                                                                                    Lacan la había vuelto a emprender con su viejo y querido esquema óptico. En particular ese asunto del calce entre las flores y el cuello del jarrón del que algo había deslizado en "Observación sobre el informe de Daniel Lagache...". Aunque el acento ahora estaba puesto en el agujero y su borde: hay agujeros que se colman y hay agujeros que no, irreductibles (los unos y los otros difieren en su borde).



Si bien ya en el seminario VIII la cuestión de las flores que calzan a favor de la completud narcisista había sido puesta en jaque. La vía: problematizar el objeto del que se trata en la experiencia del psicoanálisis. Así, por ejemplo, después de una escapadita a Italia vino entusiasmado con un cuadro que había descubierto al costado de un ascensor en una galería de arte, pintado por un tal Zucchi



A la reunión siguiente trajo otro dato: parece ser que, con posterioridad, el hermano de Zucchi, pintor también, habría agregado al cuadro ese curioso ramillete que vela el falo de Eros sorprendido por Psyche, quien en su mano derecha sostiene un instrumento cortante. El objeto representable, el velo, el falo, el fi mayúscula y el fi minúscula negativizado, el agalma, el amor parcial de objeto de Karl Abraham...

Pero esto que Lacan estaba haciendo ahora con esas famosas flores de su esquema era muy otra cosa. 

Ya había dedicado varias reuniones del seminario IX a los objetos topológicos. Y no sin aquello es que ese día propuso en el esquema óptico un cambio notable: en el dispositivo las flores habían sido reemplazadas por el cross-cap. 



Y en él propone un corte (un corte que retomará tres años después en su seminario sobre la lógica del fantasma, el 16/11/66)


(disculpen por favor el trazo del corte...es toda la precisión que pude arrancarle al Paint)

Y el corte gana la escena. Con él mostrará cómo se desprende una cinta de Möebius, que quedará "adjunta a i'(a)"... de modo tal que "todo el florero se convierte en una banda de Moebius, puesto que una hormiga que se pasea en el exterior entra sin ninguna dificultad en el interior".



Es en ese instante que iniciando un pasamanos entre su auditorio, sorprende con una suerte de comunión improvisada, mientras dice esto que Jean Allouch ubica como parte de un pasaje al acto de Lacan: 


"La parte residual, hela aquí. La construí para ustedes, la hago circular. Tiene su pequeño interés porque, déjenme decirles, esto es a. Se los doy a ustedes como una hostia, pues a continuación ustedes se servirán de ella; a minúscula está hecho así".

A quien guste, podré envíarle a vuelta de correo el texto de aquella clase de Lacan. Pero mientras tanto los invito a leer el artículo de Jean Allouch, "La invención del objeto a", permitiéndome una sugerencia: al momento de sus puntuaciones sobre la modificación que produce Lacan en la concepción que Freud tenía sobre el duelo, pónganlas a jugar con la película "Cerezos en flor" de Döris Dorrie.


A sabiendas de que en esta efemérides algo excede al consenso... 
felices 50 años, objeto a 
(tratándose de él, la demasía no podrá estar de más)

Clic en el cross-cap para acceder al valioso artículo de Jean Allouch:





Lic Guillermo Cabado


NOTA: El artículo en cuestión fue publicado originalmente en la revista mexicana "Me cayó el veinte".
Para el envío de la clase del 9/1/63, en la versión establecida por Ricardo Rodríguez Ponte para circulación interna de la EFBA, escribir a cpn_centro@yahoo.com.ar