domingo, 9 de febrero de 2014



Porque una cosa es entender al paciente,
pero otra muy distinta es 
leer en lo que del paciente se entiende...

ENTRE SABINA SPIELREIN Y JUNG,
LA LETRA

(Sabina Spielrein y Jung en la ficción italiana de "Prendimi l'anima") 


rumbo al grupo de estudio

"DEL IDEOGRAMA JAPONÉS
A UNA 'CLÍNICA' DE LA LETRA EN LACAN"
(a partir del libro 
"Letra por letra" de Allouch, 
más las primeras diez clases del seminario IX 
y "Lituraterre" de Lacan)


Sabina Spielrein dejó escritas una cuantas palabras que bien pudo haberle dirigido a Jung en el tiempo que sobrevino a aquel día inicial en que sus padres la llevaron a la clínica Burghölzli de Suiza (donde algunos de sus psiquiatras intentaban incorporar a su práctica los planteos de "La interpretación de los sueños" de un tal Sigmund Freud).

"De hecho, la interpretación de un sueño es en un todo análoga al 
desciframiento de una escritura figural antigua, como los jeroglíficos egipcios"

("El interés por el psicoanálisis", Freud, 1913)

Lo que sigue, en su valor de ejercicio,
requiere una convención:
imaginemos que Sabina le dice a Jung aquellas cuantas palabras que referíamos al inicio...

(el jeroglífico recuadrado, una de las claves del desciframiento de Champolion)

Sabina le menciona a su doctor que antes de conducirla hasta allí, su madre había pensado en llevarla a consulta con el profesor Freud en Viena.

Con el correr de las entrevistas Sabina también le dice a su doctor que fantasea con tener un hijo con él, Jung, al que llamará Siegfried


Sabina le relata sueños a su doctor. Y al contarlos dice que aparecía Siegfried. Ella asocia, y su doctor la acompaña en la traducción, que ese nombre se vincula con el interés que ella sabe que ambos comparten por la ópera de Wagner.

Es entonces que surge la referencia a los borradores de lo que fuera la tercera de las óperas wagnerianas que conformaron "El anillo de los Nibelungos": "El joven Sigfrido". Y como Sabina le habla en alemán importa que la traducción no nos birle lo fundamental:

eso en boca de la paciente suena así: "Der Junge Siegfried".


Entonces el analista, que en nuestro juego se llama Jung, pero que sin dudas piensa el tratamiento de un modo en el que nunca lo pensó Carl Jung, interviene así sobre el relato del sueño:

"Sabina, ¿qué hace Sigfreude entre nosotros?"

Y ese pasaje de Siegfried a Sigfreude (además del "Freud" un oyente alemán podría escuchar la resonancia de "freude", "alegría") no será sin la concepción de la instancia de la letra, con la consiguiente diferenciación entre transcripción, traducción y transliteración.

Y ese modo de usar el nosotros no será sin un modo lacaniano de pensar la transferencia, diferente al modo freudiano.



En el próximo post concluiremos desarrollando estos dos items. Será el segundo y último capítulo antes de iniciar el grupo de estudio.


Lic Guillermo Cabado























PARA LEER LA SEGUNDA PARTE DE ESTE TRABAJO,
CLIC AQUÍ


La imagen de una Sabina Spielrein de ficción tocando el piano, pertenece a la película "Prendimi l'anima" de la que ya habláramos en el 2012 en ocasión del estreno de "Un método peligroso".

Las imágenes de caracteres chinos pertenecen en todos los casos al carácter , del que se ocupa Lacan en la novena clase de su seminario IX, "La identificación" y con el cual trabajaremos en el grupo de estudio a partir de la versión establecida por Ricardo Rodríguez Ponte. Sobre esta cuestión también hallarán un desarrollo en el capítulo octavo del libro "Letra por letra" de Jean Allouch, que también abordaremos. En esos desarrollos está el "detrás de escena" de nuestra blog-novela "Nozarashi" (para leerla, clic aquí: http://rumorosa.blogspot.com.ar/search/label/Nozarashi)





- 2da parte -

ENTRE SABINA SPIELREIN Y JUNG,
LA LETRA

(el problema de la huella/traza y el rasgo/trazo, será una de las cuestiones
 a la hora de pensar la concepción de Lacan sobre la letra) 


rumbo al grupo de estudio

"DEL IDEOGRAMA JAPONÉS
A UNA 'CLÍNICA' DE LA LETRA EN LACAN"
(porque una cosa es entender a un paciente... 
pero otra muy distinta es leer 
en lo que del paciente se entiende)


Algunas puntuaciones respecto de la posición desde donde se produce la intervención, "Sabina, ¿qué hace Sigfreude entre nosotros?", de ese Jung ficcional que construyéramos en la entrada anterior de este blog (1):


a) Su intervención implica que el analista al intervenir se incluye (y no en el sentido "yoico"). Eso que resulta tan fácil de escribir aquí, conlleva una subversión de la concepción que habitualmente se escucha respecto de la transferencia. Es un punto que, al menos a mí, me ha resultado lo más difícil de modificar en los clisés que fui adquiriendo a lo largo de mi formación. 
Por ahora dejaremos esto en el nivel de una introducción a un problema que tiene consecuencias en la experiencia analítica y que frecuentemente verifico que no es puesto en el tapete a la hora de pensar nuestra práctica.


b) Íntimamente ligado a lo anterior: la enunciación de esta intervención se despega de la idea de la transferencia como mera reedición de escenas (concepción que se expresaría, por ejemplo con un "Sabina, esto que vos creés que te pasa conmigo, en verdad te está pasando con Freud").
Esta distancia respecto de ese clásico modo de pensar la transferencia, es el que opera Lacan en relación a a concepción freudiana entre su seminario VIII y su seminario XI (más precisamente: a partir del 1/3/61, justo en la reunión posterior a la conclusión de su lectura crítica de "El Banquete" de Platón) (2)




c) La intervención no es sin una lectura "víctima del escrito" (en la página 6 de "Letra por letra" de Jean Allouch hallaremos esta expresión al calor del análisis del desciframiento de jeroglíficos).
El espíritu de la intervención sobre la que estamos pivoteando se sostiene en un leer las líneas y no en un leer entre líneas. Se trata de la preeminencia dada a lo textual que se diferencia nítidamente de la clásica "práctica inteligente del psicoanálisis": "llamo 'debilidad (mental)' a ese leer las líneas; no basta hoy con que un psicoanalista invoque a Freud y a Lacan para que estemos seguros de que no hace de la teoría psicoanalítica un uso de esa calidad que da la primacía a la inteligencia sobre la debilidad mental" (3)

d) El pasaje de Siegfried a Sigfreude, así como el de Junge a Jung, pone en juego lo homofónico y no lo asonante (4). Con el capítulo 8 del libro de Allouch nos ocuparemos largamente de lo que sobre eso nos enseña Schreber (5)



e) Estos pasajes ponen en juego algo que no es transcripción ("donde se escucha 'Siegfried' remitámonos al objeto 'señor que vive en Viena y que se llama Sigmund Freud'") ni traducción ("al decir 'Siegfried' está poniendo en juego el deseo materno de llevarla con Freud y la alegría que usted quisiera darle a ella y... etc, etc"... pueden reemplazar esto por cualquier otra explicación). 
Ni transcripción ni traducción, se trata aquí de una transliteración (6). Esta operación, que podríamos pensarla como la escritura de la letra de una letra será clave para desarrollar Otro modo de pensar la cura por la palabra.
Estudiar la conjetura de Lacan sobre la escritura lleva a precisar que una cosa es entender al paciente y otra es leer en lo que del paciente se entiende .





Lic Guillermo Cabado



(1) Para leer la primera parte: http://www.rumorosa.blogspot.com.ar/2013/04/si-la-transferencia-no-es-mera.html

(2) Dice  Lacan en la reunión del 1/3/61 del seminario VIII: "La presencia del pasado, entonces, tal es la realidad de la trans­fe­rencia. ¿No hay algo que en adelante se impone, y que nos permite una formulación más com­­ple­ta? Es una presencia un poco más que pre­­sencia ― es una presencia en ac­to (...) Si la reproducción es una reproducción en acto, entonces hay en la ma­ni­fes­tación de la transferencia algo cre­a­dor". Por lo demás, en el grupo de estudio cruzaremos ese seminario con el capítulo "El engarzamiento de la transferencia" del libro "Letra por letra".

(3) "Letra por letra", pag 72. Se tratará entonces de procesar qué implica esa opción de "leer las líneas" en contraposición con el clásico "leer entre líneas"

(4) Si bien en Freud la concepción de desciframiento, con la necesaria distinción entre traducción y transliteración, no termina de despejarse, hay pasajes que abrieron el camino, como éste con el que me tropecé recientemente releyendo la "Interpretación de los sueños", más precisamente en su capítulo II: "Sin duda fueron los sueños sin concierto y confusos los que movieron a crear el método del descifrado". Y allí inserta en 1909 la siguiente nota: "El doctor Alfred Robitsek me ha observado que los libros orientales de sueños, de los cuales los nuestros son lamentables calcos, casi siemre emprenden la interpretación de los sueños oniricos por la homofonía y la semejanza de las palabras. Estos parentescos necesariamente se pierden al traducirlos a nuestra lengua: de ahí la incomprensibilidad de las sustituciones en nuestros 'libros de sueños' populares (...)". Idéntica suerte correría el "Der junge Siegfried" si lo redujéramos a "el joven Sigfrido".

(5) Al lector que no ha venido siguiendo esta secuencia de entradas, lo invito a dirigirse al "0" de la serie en la que la presente se inscribe como segunda:  http://rumorosa.blogspot.com.ar/2013/10/grupo-de-estudio-mientras-se-desarrolla.html

(6) Aunque para dicha transliteración se haya pasado por el apoyo en la traducción, a condición de utilizar la misma no para interpretar explicativamente sino para obtener un significante en el que pueda apoyarse la homofonía. Veremos cómo este ejemplo que aquí propongo nos permitirá anclar en la "clínica" el ejemplo que se cita en el capítulo 6 de "Letra por letra" con la transliteración de Champollion en la escritura jeroglífica de "Ramsés".

(la mayoría de las imágenes fueron obtenidas del sitio "Cultura inquieta"https://www.facebook.com/culturainquieta?fref=ts)