jueves, 30 de octubre de 2014


SÓCRATES

(Lacan con Rossellini,
o "¿qué tendrá el petiso?")

- 2da parte -



En la primera parte citamos un pasaje del seminario 8
donde Lacan se cuestiona la incidencia de la presencia de los cuerpos en la interrogación analítica.
Para ello evocaba lo que se ponía en juego cuando Sócrates interrogaba a su interlocutor.
Ya hace tiempo que estaba adquirido, desde su seminario 2, que de su interés por lo que operaba en la mayéutica socrática no debe desprenderse la creencia de que Lacan plantease alguna continuidad entre esa praxis y la del psicoanálisis.



SEGUNDO PASAJE COMENTADO (en la era de las terapias por Skype, algo sobre la presencia de los cuerpos)

(Han pasado 7 reuniones desde aquel pasaje citado en la primera parte)
"Con la interrogación socrática, con lo que se articula como sien­do pro­pia­men­te el método de Sócrates, por el cual, si ustedes me per­mi­ten este juego de pa­la­bras en griego, el erómenos, el amado, va a con­vertirse en el erotómenos, el in­te­rro­ga­do(ya fue dicho: en este seminario Lacan utiliza el término "erómenos" (amado) para, entre otras cosas, ubicar la posición con la que suele llegar un consultante a ver a un/a psicoanalista: "digame qué tengo, doc". Una posición que conlleva una demanda -"demanda"
es tanto "pedir" como "preguntar"-: "¿soy digno de tu interés?". Una de las cosas que Lacan va a buscar en el modo en que Sócrates trata a la palabra del otro es cómo sucedía que alguien que estaba en esa posición de "erómenos" podía pasar a otra posición: "erastés", cómo podía pasar del "¿qué tengo?" a un hablarle motorizado por una falta que empuja a decir sin pretender gobernar la verdad que puede surgir de ello. Este juego de palabras en griego que torsiona "amado" en "interrogado"... pone en el tapete algo crucial para el pasaje de posición antes mencionado: ¿cómo pensar la instalación de una auténtica pregunta en el que viene a consultarnos?. Una auténtica pregunta y no una pregunta retórica, ésas que se verifican cuando se cree que porque alguien enuncia una pregunta sobre sí mismo ha entrado en análisis y luego constatamos que sigue estando en posición de "decime vos, ahorrame el vértigo de lo incierto"). Sócrates no hace más que hacer surgir un tema que desde el co­mien­zo de mi comentario he anunciado varias veces, a saber, la función de la fal­ta,

(Roberto Rossellini)

(se empieza a esbozar una respuesta: introduciendo el tema de la función de la falta. No es obvio qué quiere decir eso. Pero por lo pronto digamos que en estas posiciones se advierte que lo que está en juego es una posición respecto del saber, pero a su vez, habida cuenta los nombres que utiliza para nombrarlas, esa relación al saber no es sin el Eros que se pone en juego allí, y eso ya nos da pistas de cómo ubicar la especificidad de la transferencia en psicoanálisis: algo que se diferencia de lo que podría ser un fenómeno, ése que bien puede darse con mi tía -"cuando hablo con ella, ocupa un lugar que la trasciende, es como si la tomara por otro que ella misma, no importa quién, pero la misma boludés me la dice un amigo muy inteligente y no le doy ni pelota, en cambio con ella..."-.. La articulación entre saber y Eros será cada vez más crucial entonces para pensar la cuestión. Y ESTO AUTORIZA A REINTRODUCIR LO QUE LACAN ESBOZARA EN EL PASAJE CITADO LA VEZ ANTERIOR: ¿CÓMO INCIDE LA PRESENCIA DE LOS CUERPOS ALLÍ?. Y agrego lo que bien puede ser un programa de un recorrido a realizar con posteriores desarrollos de Lacan: ¿CÓMO PENSAR ESE "CUERPO" SI SABEMOS QUE EL PSICOANÁLISIS NO SE JUEGA EN EL ESPACIO TRIDIMENSIONAL SINO EN EL TOPOLÓGICO?. SI SABEMOS QUE NO SE TRATA DE "LA SUSTANCIA EXTENSA" CARTESIANA, ¿PODEMOS CONCLUIR QUE LOS CUERPOS DE LA TRIDIMENSIÓN, ÉSOS QUE PUEDEN SALUDARSE ESTRECHANDO LA MANO O CON UN BESO, ÉSOS QUE EN UN MOMENTO DE ENOJO TENDRÍAN LA POSIBILIDAD MATERIAL DE DAR UN CACHETAZO AL OTRO, ¿TIENEN ALGUNA INCIDENCIA EN LA TRANSFERENCIA?... Lo cierto es que en lo que sigue Lacan da un ejemplo de cómo Sócrates hace emerger "el tema de la función de la falta"...) Todo lo que Agatón dice por ejemplo sobre lo bello, que per­te­ne­ce al a­mor, que es uno de sus atributos, sucumbe ante la in­te­rro­ga­ción de Sócrates ― Es­te amor del que hablas, ¿es o no amor de al­go?. Amar y desear algo, ¿es tenerlo o no te­ner­lo?. ¿Se puede desear lo que ya se tiene?" (18/1/61) (1)

En una tercera y última parte tomaremos lo que sigue de este pasaje del seminario. Mientras tanto, aquí la segunda parte de la película de Rossellini, "Sócrates":

SEGUNDA PARTE DE "SÓCRATES" (1971)





(1) Texto establecido por Ricardo Rodríguez Ponte 


Guillermo Cabado

Para leer la primera parte, CLIC AQUÍ

domingo, 26 de octubre de 2014



SÓCRATES

(Lacan con Rossellini,
o "¿qué tendrá el petiso?")

- 1ra parte -



Seminario 8. 
Lacan dice que le llevó 10 años de seminario poder ocuparse al fin del corazón de la experiencia psicoanalítica: la transferencia
En ese seminario le llevará 12 reuniones (sumémosle los 10 años previos) modificar la concepción que Freud tuvo sobre la cuestión transferencial. 
Durante esas 12 reuniones una y otra vez Lacan intentó extraer de Sócrates "el secreto" de los efectos que producía en aquellos que lo venían a ver...
Los dejo con el film de Rossellini y un pasaje del mencionado psicoanalista.




PRIMER PASAJE COMENTADO (en la era de las terapias por Skype, algo sobre la presencia de los cuerpos)

(Lacan está hablando de lo poco problematizado que estaba por entonces entre los psicoanalistas la presencia de los cuerpos en un análisis; cuestión de gran interés 50 años después, en la era de las terapias por Skype)
"Es curioso que tengamos que pasar por la referencia socrática pa­ra ver su al­­can­­ce. En Sócrates, quiero decir ahí donde se lo hace ha­blar (al asunto de la atracción de los cuerpos), la referencia a la be­­lle­za de los cuerpos es permanente. Ella es, si po­demos decir, animadora de ese mo­­men­to de interrogación en el cual no­sotros incluso no hemos entrado todavía (la belleza tiene su papel importante en la mayéutica socrática), y don­­de inclu­so no sa­be­mos todavía cómo se reparten la función del amante y la del a­ma­­do (erastés y erómenos, serán trabajados por Lacan como dos posiciones a leer en el decir del paciente: el consultante llega en posición de erómenos, de "dígame qué tengo, doc", y con ello se pone en juego una demanda: "¿soy objeto de tu interés/amor?"... Uno de los problemas cruciales del seminario será: ¿cómo favorecer el pasaje de esa posición a la de "erastés"?... es decir a una posición donde ya no juegue el "no sé qué, pero tengo... ahora te toca a vos decirme qué", y empiece a primar la falta, "hablo sin tener dominio y acaso jamás lo tenga"). Por lo me­nos, ahí las cosas son llamadas por su nombre, lo que nos permite ha­cer a este res­pecto algunas observaciones útiles.

         Si algo en la interrogación apasionada que anima el punto de par­­tida del pro­­ce­­so dialéctico (lo cual toca un punto sensible: cómo juega la pregunta de parte del que escucha, cuestión de gran interés cuando la práctica que nos convoca, la psicoanalítica, se reduce a un "hay que preguntar", sin importar cuándo ni por qué) tiene efectivamente relación con el cuer­po (otro detalle fundamental: ¿cómo juega el cuerpo en el preguntar del analista?, más: ¿cómo pensar a estos cuerpos que hace que no sea lo mismo decir algo al otro con la intermediación de Skype que decírselo en condiciones donde no está excluido que los cuerpos se puedan tocar?), hay que decir que en el aná­­lisis, esta relación se subraya por medio de trazos cuyo valor de acento toma su pe­so de su in­­cidencia par­ti­cu­lar­mente negativa (precisamente: en la "pretendida situación analítica", otro tema crucial en este seminario, la cuestión del cuerpo, si aparece, suele surgir como un asunto que complicaría, que jugaría en contra del tratamiento)". (16/11/60) (1)



PRIMERA PARTE DE "SÓCRATES" (1971)




(1) Primera reunión del seminario en cuestión. Texto establecido por Ricardo Rodríguez Ponte 


Guillermo Cabado