sábado, 26 de febrero de 2011


Lacan,
ese parque de diversiones,
en la era de Google...



OBSCENO
(y omega)



(el gran Massimo Troisi hablando de ella,
a un Neruda de ficción) (1)



Leía el libro de editorial Paidós que contiene el seminario XVI de Lacan cuando me topé con un ejemplo de algo que varios compartimos:
la convicción de que leer a Lacan,
más allá de lo fastidioso que acaso resulte al comienzo,
es
una experiencia.

Es que su discurso, a mi gusto, tiene la habilidad de

hacer suceder
en lo que dice
ese objeto del que nos está hablando
.

Cuando eso sucede
(
eso no está en el libro,
está en el
entre:
entre el libro
y el lector que sienta que un conejo inesperado lo toma de las solapas),
sucede
el principal efecto de formación que se puede esperar del discurso de Lacan
(nada que tenga que ver con frases a repetir en la academia).

Aquí lo que venía leyendo del seminario de Lacan
(2) cuando me saltó el conejo a la yugular:

"en el discurso no debo seguir la regla del pensamiento
sino encontrar su causa.
En el entre-sentido
(escúchenlo tan obsceno como puedan imaginarlo)
está el ser del pensamiento"
.


Hecho para hacer cosquillas al hablante francés,
la traductora nos las restituye en la edición citada con una llamada a pie de página:

"hay homofonía entre sens (sentido) y sein (seno),
y juego de palabras con
obscene (obsceno)"...

Me pasó lo que a tantos: "¿de qué me está hablando Lacan con este enjambre?"
...

Entre-sentido, entre-senos, obsceno...
de repente vino a mi pensamiento Cucinotta...




(ya sé que es una asociación mía...
¡¿pero es que el lector no recuerda a la divina Beatrice de "Il postino"?! (3)...)



Y de repente... (¡caracoles Batman!)...

¡santa letra
omega!:



Recordé entonces que Freud usó esa letra, junto con otras, en su
"Proyecto de una psicología para neurólogos" cuando planteara un sistema de neuronas que dieran cuenta del psiquismo. Las omega eran las que aportaban cualidad, clave para el pasaje de un sistema puramente energético a un asunto psìquico. Tratándose de Lacan, que se ocupó largamente del asunto al inicio de su seminario VII, intuí que ese juego de palabras no era mera "pose lacaniosa",
oscuridad para irritar, sino, otra vez, un modo de entrenamiento de escucha para aquél que considere que Lacan le habla:
en el
entre de senos y sentido acaso dejaba oculta al modo de Poe (es decir: dejándola a la vista) la red pensamiento-causa del pensamiento-neuronas omegas-objeto a-plusvalía-plus de goce...

Pero entonces, justo entonces, me sucedió una marca de la época:

en vez de ir al tomo correspondiente de las obras de Freud, fui a buscar en Google, quería recuperar rápidamente algo de aquel sistema fi-psi-omega freudiano.

Un instante después me había olvidado de mi apuro:

me topé con el siguiente artículo de
Alejandro del Carril. Y, al modo de las neuronas psi y omega, me retuvo. El exacto punto donde una carta llega a destino:
es que disfruto mucho cuando alguien se toma el trabajo de entrecruzar fuentes y en el
entre nos hace llegar su propia producción (más aún si entre ellas hay una cita a un médico escritor que resulta un atractivo desafío: Oliver Sacks (4)).

¿Y qué otra cosa puede uno que recomendar lo que lo causa?...
Por eso es que los invito a hacer clic sobre el título del trabajo del
Lic. del Carril:

Cruces de realidades. La construcción inconciente de la realidad. La irrealidad de lo real


Lic Guillermo Cabado



(1) El fotograma pertenece a la conocida "Il postino", o "El cartero", segunda versión cinematográfica de la novela de Antonio Skármeta, "Ardiente paciencia" (la primera versión fue de origen chileno)

(2)
Seminario "De un Otro al otro", pag 13 de la edición de Paidós. Texto establecido por Jacques Alain Miller, traducido por Nora González y revisado por Graciela Brodsky. Luego el texto editado aclara que es la única versión autorizada. Supongo que la autorización refiere a la comercialización del mismo.

(3) Skármeta le hace decir a la mamá de aquella mujer una de las cosas más freudianas que he escuchado. Sucede cuando la hija le muestra una poesía que el cartero le ha regalado: "¡Ojo nena con ese tipo!. Que te ponga una mano en el culo, vaya y pase... ¡Pero muchísimo cuidado con que te quiera tocar con metáforas!!!. ¡Te juro que ahí voy y lo mato!"

(4) Su libro "El hombre que confundió a su mujer con un sombrero" sea acaso una de las referencias más habituales sobre su producción. Ha habido suertudos que en el marco del Festival Internacional de Teatro de Buenos Aires que pudieron ver el trabajo teatral que le inspiró el mismo al gran Peter Brook





Actividades muy recomendables de Psiquiatras y Psicólogos de Buenos Aires: