martes, 31 de enero de 2012




CON FERNANDO PEÑA en "EL PARKIMETRO"
(reportaje radial a propósito de mi obra "Dedos en el espejo")



Fernando Peña:


Estamos hablando con Guillermo Cabado, autor y director de "Dedos en el espejo". Me gusta mucho el nombre de la obra, me sugiere imágenes. .. Te daré, como hace Grondona, tu espacio para que te descargues, así como hicimos con la oyente que llamó el otro día para hablar de tu obra. Te resumo lo que comentó ella. Hay una sección en nuestro programa que se llama "Usted Pregunta". Entonces ella dijo: "¿les puedo hacer una pregunta yo a ustedes?: quiero saber quién califica el teatro. Porque fue una amiga mía con los chicos a ver una obra, que está anunciada como teatro infantil y putean y es un policial y es muy cruel…"


Guillermo Cabado:


Bueno, mirá, lo de la crueldad no llego a imaginar por qué lo dijo. Pero te cuento: éste es un trabajo que nos ha llevado un año de armado e investigación con el grupo Namancha Reflejo, que está conformado por una cantidad de actores que realmente son, además de talentosos, sensibles. A lo largo de ese tiempo de búsqueda una pregunta estuvo presente: ¿estamos seguros de qué es lo que pueden y lo que no pueden apreciar los chicos?.


FP:


Es lo que yo le decía...


GC:


Y por otra parte, nos hemos preguntado si las cosas que les interesan a los pibes son solamente aquellas que después de verlas ellos pueden explicarlas con palabras. Eso por un lado. Nosotros la anunciamos como una obra para "chicos de 8 a 800 años".


FP:


Bueno cuando ella me dijo eso, yo le dije "ahora entiendo un poco. A lo mejor, es un poco irónico y sarcástico, y ellos ya están abriendo la cancha, como diciendo: ‘aténgase a las consecuencias’ ".


GC:


En verdad pusimos esa edad de 8 aún a sabiendas de lo arbitrario que es ese tipo de límites. De hecho la han visto chicos de cuatro años que se han ido muy enganchados con la cuestión sensorial y estética que circula en el espectáculo. Hay cuestiones que no van a pescar, pero en fin... hay tantas que yo mismo no pesco cada vez que me enfrento a la realidad y no por eso me quedo afuera. Si pusimos esa edad es más que nada porque en un par de pasajes se apaga la luz por unos instantes y eso…


FP:


Pero a los chicos les gusta tener miedo…


GC:


Es cierto. Mirá, a nosotros nos parece que ésta es una obra que no se queda quieta: de a ratos parece comedia, de a ratos no. Por otra parte: a medida que se fue terminando de armar intuimos que se iba a dar un fenómeno con los espectadores: los chicos mirando la obra y los adultos mirando a los chicos ver la obra. A veces pasa que uno, adulto, supone que a un pibe enfrentado a determinado hecho le va a pasar tal o cual cosa. Y lo único que terminamos haciendo es mal predisponerlos con nuestros prejuicios.
Además debo decir que a mí me encantaría que los que puedan ir a verla, saquen sus propias conclusiones. No sé dónde escuchó puteadas...


FP:


No, y si hubiese tampoco yo le veo ningún tipo de ... Además hay una cosa como que el chico en su casa puede escuchar puteadas pero oficializadas en un teatro, o en la televisión o en una radio, no. Eso es una cosa tan absurda. Yo no lo puedo entender. Pienso que sucede con padres que no razonan y lo único que hacen es captar un mandato.


GC:


Y, me parece que sí.


FP:


"No, la televisión". ¿Cómo un señor de smoking y moño va a decir "andá a la puta que te parió"?. Pero en la casa el padre vive puteando y está todo bien.


GC:


Mirá, nosotros creemos que esta obra tiene distintas puertas de entrada. El cuentito es un policial al estilo de Sherlock Holmes, que por momentos vira hacia el policial negro: se trata de saber quién se robó el espejo de un jardín de infantes, que se llama "Cristal Palace".


FP:


¡La próxima tira de Cris Morena!. "El jardín de infantes Cristal Palace". Registralo.


GC:


...Y después tiene, creo yo, otro caso a investigar que se filtra entre las grietas del cuentito de detectives. A mí me gustaría que cada espectador pueda descubrir ese caso y después de ver la obra, en una de ésas, tener ganas de investigarlo.


FP:


Ahora me diste ganas de ir a verla, che.


GC:


Uy, sería buenísimo.


FP:


¿Qué horarios tienen? ¿Los lunes y martes tienen función?


GC:


No, lamentablemente, no. Está los sábados y domingos a las cinco de la tarde.


FP:


Ah, puedo ir el domingo. Sí. Los sábados no salgo yo. Sólo salgo para trabajar y vuelvo a mi casa. Pero el domingo, sí. Puedo ir.


GC:


Hablando de los sábados, te cuento que hay una partecita de la obra que fue escrita el año pasado los sábados escuchando a Milagros López de fondo. Esas coincidencias muy raras...


FP (como Milagros López):


Ay, mira qué feliz que me pongo. ¿En serio me lo dices? Otra vez me estoy emocionando. Una nunca sabe quién te está escuchando del otro lado del receptor.Ya vamos a volver. El año que viene por Radio Ciudad…


GC:


¡Se te extraña, Milagros! (...) Bueno, te decía: el otro caso, el que se filtra por entre las grietas de la historia detectivesca tiene que ver con un episodio histórico que, a mi juicio, es clave en la formación de nuestra dichosa argentinidad: la Guerra del Paraguay. Esta guerra sucedió en la misma época en la que del otro lado del océano se estaba creando la novela policial inglesa en cabezas victorianas como la de Connan Doyle. Como sea, a mí me parece que la obra de lo que trata es de la identidad. Y, para nosotros, toda la obra está armada como un collage. Eso lo fuimos descubriendo con el tiempo. Un collage hecho inclusive con cosas que encontramos en la calle. La escenografía está construida así, por ejemplo. Y a nosotros nos parece que la identidad, por decirlo de algún modo, es un collage que nunca se queda quieto, sostenido por un hilo invisible: un día pensamos que somos una cosa; al día siguiente afirmamos que somos otra cosa. La vida misma. Y todos los personajes en "Dedos..." tienen la característica de no ser una sola cosa. Sobre este punto una persona que vio la obra me hizo un comentario que me pareció muy interesante: me decía que lo que podía inquietar a algún adulto, más que algún "culo" u otra palabra suelta por ahí o si en algún momento la historia de detectives se ponía medio dark, es que los adultos que se ven en escena no son monolíticos, tienen grietas. Por ejemplo: una maestra que de repente gira y parece que apura un trago medio a escondidas ...


FP:


Pero que es la realidad también, ¿no?.


GC:


Y, sí. Yo tengo un hijo de once años. Y a veces, estamos viendo la tele y aparecen algunas imágenes de noticiarios chorreantes de sangre y me inquieta que él esté viendo eso. La verdad es que mi primer impulso es cambiar el canal. Más: a veces lo hago. Como sea, con el tiempo aprendí que a veces me apresuro a suponer no sé qué cosa en la cabeza de mi hijo y dejo de escuchar qué le pasa a él con eso, qué mira de eso.


FP:


Además es una nueva generación. Son otras percepciones. El creció y mamó el SIDA, la guerra, un montón de cosas con las que vos te encontraste después. Vos de pronto te econtraste con la guerra a los quince años, dieciséis, empezaste a estudiar Vietnam sin nunca ver en la televisión un chorro de sangre, una mano. Se veía nada más que en las enciclopedias. Yo me compraba la enciclopedia Caxton, para ver las fotos de guerra y las cosas prohibidas que no se veían en la televisión... Y ahí veías la famosa foto en la que la nena vietnamita con las manos en alto como una paloma corriendo desnuda. Me acuerdo de que esa foto la vi por primera vez cuando tenía nueve años y fue muy impresionante para mí. Las impresiones y lo que uno mama y va consumiendo de los medios ahora son distintas.


GC:


Y pasamos además por una época tan... ¿cómo nombrarla?... acaso ningún nombre sea suficiente para nombrar lo que sucedió allá por el ’76... "Dedos en el espejo" trabaja con resonancias. Hay un momento en el que una de las maestras del jardín, Luz Ojeda, está haciendo un collage abstracto de una vaca, con algo picassiano. Llega el detective y le dice: "¿esto qué es?". Ella responde: "el collage de una vaca". Y él, con su visión racionalista: "ese colaye los chicos no lo van a entender". Entonces la maestra le empieza a contar una historia de una nena de 5 años, una tal señorita de Avignon. Le está contando la historia y en un momento el detective comenta: "Avignon, todos cantan. Tenemos métodos". Y sigue hablando. Habrá quien pueda escuchar las resonancias de esa asociación de ideas. Y quien siga viendo el cuento de detectives. De resonancias estamos hechos... Bueno, básicamente eso es lo que quería decir de la obra. Ojalá puedan venir a vernos, nos encantaría. La verdad es que le pusimos mucho esfuerzo. El vestuario está armado en base a imágenes de los pintores prerafaelistas. Hay una serie de detalles que cuidamos...


FP:


Mirá, yo la voy a ir a ver y te voy a decir si puedo llevar a mis nenes. Por las dudas, voy a llevar a todos mis amigos putitos de 17, 18 años y los voy a dejar en la puerta. Si se puede, después les digo "pasen, chicos".Te mando un abrazo, y el domingo nos vemos.


GC:


Bueno, mil gracias. 


 Bella Milagritos López