A partir de una obra teatral muy recomendable
"Yo es otro"
Te invito a ir hasta "Timbre 4" un lunes a las 20.30 y pagar una entrada. Te vas a encontrar delante de... ¿una cámara Gesell?, ¿un velo traslúcido?, ¿una cuarta pared detrás de la cuarta pared?... La puesta de "Flechas del ángel del olvido" en manos de la sensible artista que es Ana Alvarado está compuesta con una clave de sol que se agradece: podés tomar posición, y al rato cambiarla y al rato otra vez. E incluso puede que en el transcurso ni siquiera te des cuenta de eso.
Podríamos decir que todo gira alrededor de un centro: "X", una muchacha internada en proceso de recuperación de la memoria y con ella la ilusión de alcanzar la respuesta a la pregunta "¿quién soy?". Pero si la obra te atrapa... que haya centro, pasa a ser mentira. Es que justo en ese punto la obra comenzará a comportarse, sin que lo adviertas, como una estructura que no tiene centro, sino, como en la elipse, dos focos (1). Ya no se tratará de un aséptico proceso de laboratorio donde el espectador decide si lo que tiene frente al microscopio es una ameba o un organismo más complejo. Ya no será tan sencilla la oposición: "chica rara" vs "yo, el sano".
Exactamente eso es lo que, entre aquí y allá, se pone en cuestión en "Flechas del ángel del olvido": la mismidad.
A propósito de ello: en la parte final de la obra la enfermera "rompe" la famosa cuarta pared teatral descerrajando una pregunta al espectador ("¿quién sos vos?"). En ese instante a mí me pareció que me estaba hablando (la sala estaba llena, pero justo eligió mirar para mi lado...). Tras su pregunta se hizo un silencio. Hubiese querido responder: "yo soy otro". No lo hice; me dio vergüenza... ¿Y si no era a mí?.
Justamente "Yo es otro" es la frase que Lacan le pungueara a Arthur Rimbaud en medio de su seminario sobre la teoría del Yo en Freud. Se la birló de una carta que el poeta le escribiera a un profesor:
"Nos equivocamos al decir 'yo pienso', deberíamos decir 'me piensan'. Perdón por el juego de palabras: Yo es otro. Tanto peor para la madera que se descubre violín, ¡y mofa contra los inconscientes, que pontifican sobre lo que ignoran por completo!".
Cierto es que se lo puede creer: en la anatomía o en cualquier otro centro (carnal, biográfico, psíquico, lo que fuese...(3)). Es una idea solidaria de otra que se dispara habitualmente cuando uno se encuentra con la interferencia de un velo traslúcido como ése al que nos enfrentamos ni bien iniciada la obra: la idea de que habría una realidad objetiva y otra que entre otros nombres, suele tomar el de psíquica, producto del "color del cristal con el que se mira". Desde esta perspectiva, arrancar los velos que interfieren nos permitiría ver "la realidad tal cual es".
Pero hay otra posibilidad de producir la cuestión (que no es precisamente la del relativismo: "y sí... siempre todo es subjetivo"). Esa otra posibilidad acaso tenga interés cuando de lo que se trata es de abordar, por las vías de la rememoración, una cuestión como la del deseo:
si el único límite del recordar es que el recordar no tiene límites ("Flechas del ángel del olvido" nos lo evoca: siempre hay un recuerdo más que viene a relativizar el anterior...),
entonces ya no hay dos realidades,
sino una sola.
sino una sola.
Y lo que irrumpe, imposibilitando una y otra vez que la realidad se haga un centro,
es lo real.
Lo real entendido como lo que no cesa de no inscribirse en cada intento, ya no de recuperar la verdad histórica (que ésa la hay, sin dudas), sino de alcanzar lo que soy por vía de cómo fueron realmente los hechos. Ése ya es muy otro cantar....
Apuesto a que cuando vean la obra este planteo entre en resonancia con las últimas palabras del texto con el que concluye la obra de Sanchís Sinistierra:
"Cuando estos muros caigan derribados, ella (habla de "X") levantará una casa. Y yo sabré su nombre y su apellido, y el día en que nació...".
Sí, eso sí se sabrá...
Guillermo Cabado
"Timbre 4" está en México 3554 (CABA). La obra se presenta los lunes a las 20.30hs. Apurate porque parece que quedan pocas funciones.
Sitio en Facebook: https://www.facebook.com/flechasdelangeldelolvido?fref=ts
(1) La figura de la elipse es la que usara Lacan para poner en cuestión la idea freudiana de la supuesta herida narcisística que habría infligido al Yo el advenimiento del inconciente
(2) Largo tema que aquí apenas esbozo: este doble foco alude a lo que se dispara cuando, aunque lo que te ocupe sea una discusión sobre el valor de la filatelia, está en juego tu deseo.
(3) Hay cierto modo de entender al inconciente o incluso al cuerpo, que lo vuelven precisamente un centro... Y ése, por cierto, es un problema cuando de lo que se trata es del psicoanálisis... Cuestión de candente actualidad, pero esto ya es harina de otro costal
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