lunes, 26 de diciembre de 2011

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sábado, 24 de diciembre de 2011



Ahora que regresa el vinilo...


Lado "A"(los que no gustan del acento "psi" pueden ir directo al lado "B")

Cuento de año nuevo


"Traumatología"






El deseo no es anhelo.
Tan sencillo es decirlo,
como volverlos a empastar.



Lo venía anunciando, sin saberlo, cada vez que hablaba del aburrimiento de veinte años de hospital. Que no es aburrimiento sino sensación de no llegar. Que debería hacer más para crecer en su profesión. Que de nada le sirve conformarse con que ya-no-es-como-en-la-época-de-mi-viejo-ahora-la-medicina-la-practican-proletarios. Y en todo eso, dos veces, exactamente dos, como al pasar: "el otro día en mi franco ayudé a una amiga a vender carteras en unas reuniones que organiza con mujeres".

Tiempo después lo que era detalle toma la escena por asalto: "me estoy dedicando a la venta de carteras en casi todos mis días libres...". Necesita confesarme, así dice, que parecerá un delirio pero que jamás sintió con la traumatología la adrenalina y el placer que le llegan de lo oscuro cuando tiene a todas esas mujeres frente a sí, fascinadas por ese pasamanos de carteras y palabras. Sus palabras. Ha descubierto una danza erótica entre el cuero y su decir asediando el oído de sus clientas. No las suelta hasta hacerles sentir las ganas de comprar. "El deseo de comprar", dice ella.

Lo que sigue es su debate entre el valor y el furor. El valor de ser médica y el furor de esas misas que le oficia a las mujeres hasta que resignan la muralla y el dinero. ¿Cómo decirle al padre doctor que ella está haciendo lo que hace?.

Y en eso pasan los meses. Hasta que un día define sus amarras y su espada: "se van a la puta que lo parió mi padre y su medicina". Renuncia al hospital. Avanza sobre las ventas y el triunfo de lo que ella llama deseo: la doctora de ayer es la vendedora de hoy. Ya no hay pudor ni qué dirán, sólo una espada asestando un tajo seco en las sogas de "papá". Y la nave va.

Hasta que un día se encrespa el cauce: "me cuesta confesar esto... no sé si podré decírtelo". Pero dice. Desde hace algunas semanas padece de un impulso irresistible. Cuando sus clientas están absolutamente entregadas al vaivén de carteras en oferta, se aprovecha de sus gulas para abrirle la billetera a alguna distraída y robarle.

Después de esto no es fácil seguir hablando, me aclara. Su silencio se prolonga hasta que empieza un reproche flagelante. Que persiste. Un día, dos, tres. La espero. Y en eso estoy cuando le escucho: "¿quién hubiera dicho?... ¡dejé la medicina para convertirme en carterista!". Repito "carterista" y corto la sesión de psicoanálisis.




Desde entonces han pasado semanas. Varias semanas. Hoy, en la última sesión del año, me cuenta que se siente menos triste. Por cierto, ya no roba. No por moral sino por falta de tiempo: "carterista" la ha tenido muy ocupada. Como un animal sonoro una y otra vez esa palabra ha venido desgarrando la superficie lustrosa de lo que se daba por ya escrito y entendido de su anhelo. El de la medicina de ayer, el de las carteras de hoy. Ya a esta altura "carterista" no es palabra sino tajo. Éste sí verdadero tajo.

Preocupada por los deseos que no se anima a pensar para el brindis de fin de año, de repente me dice:
"Estoy más loca que una cabra. Ahora que me quedé sin padre y medicina empecé a fantasear con volver a la profesión".

"¿A cuál?", le pregunto.

"A la medicina, obvio".

"Por eso: ¿a cuál?", vuelvo a preguntar.

Calla, asiente con la cabeza, suspira: "¿habrá otra?".

Su pregunta es el filo que corta la sesión. Cae y rueda por el piso el silencio que nos queda. Resuena, reverbera. Ni ante un brindis inminente el deseo se reduce a cuestiones del anhelo, sus historias con culpables, sus convidados de piedra.


Lic. Guillermo Cabado


(las obras pertenecen a la pakistaní Shahzia Sikander)




Un comentario psicoanalítico sobre este cuento en:
http://rumorosa.blogspot.com.ar/2011/01/lo-saludable-segun-el-psicoanalisis.html


*****
Lado "B"


Cuento de Navidad
."OCRE"

Dedicado a Harvey Keitel y William Hurt,
a su lenta conversación
envuelta en la bruma de “Cigarros”




Un mes y diecisiete días es lo que demora en suceder una casualidad. Estuve en los jardines del museo un primero de noviembre por la mañana. El sol cosía verde con verde y las esculturas de la exposición tendían a la sombra. Entre todas ellas un hombre y una mujer permanecían sentados en un banco. Eran de plástico transparente y quien los diera a luz les había imaginado carne de hojas secas en todo el considerable cuerpo y cáscaras de mandarina en el músculo del corazón.

Un mes y diecisiete días es lo que demora en suceder una casualidad. El 17 de diciembre por la casi noche volví a encontrar a la pareja en la calle, lejos del museo y de Belgrano. Estaban como muertos, abandonados sobre un cesto para bolsas de residuos entre los árboles de la calle El Salvador. Cómo no reconocerlos. El con su cabeza como una gran nariz, ella con el mismo gesto insólito de ensueño. Dudé qué hacer. Quise llevármelos a casa, a pocas cuadras de allí, pero apenas levanté al hombre me di cuenta de cuánto pesaban esos desangelados. Fui a cambiarme de ropas, estaban sin bañarse seguramente desde hacía días, siglos. Regresé con ayuda casual: Daniela, de visita, aceptó colaborar sin hacer preguntas sobre esos seres.

Caben demasiados imprevistos en dos cuadras y media. Estábamos por llegar hasta la pareja sobre cesto de residuos cuando vi dos cartoneros avanzando en dirección contraria hacia el mismo objetivo. Empecé a correr desesperado por llegar primero. La calle es así: no abundan los encuentros ni los hallazgos, acaso sean lo mismo, y los codos son un buen recurso de las malas artes. Llegué a ellos. Para protegerlos tracé con mi torso un arco convexo sobre la perpendicular del cesto. Los hombres pasaron de largo con sus carros. Acaso el plástico no cotice como el cartón. O tal vez intuyeran las dificultades por venir. Yo no.

Descolgué al hombre de plástico y hojas. Tenía un olor espeso, como de muerto. En ese momento no me di cuenta de que ya lo había decidido: solamente lo llevaría a él. Dos hubiesen sido demasiado tamaño y demasiado olor para una casa. Lo cargamos tomándolo de las axilas y de las piernas. Ya nos íbamos cuando vi que el corazón estaba tirado en el piso. Se lo puse y emprendimos el regreso.

Caben demasiados imprevistos en dos cuadras y media. Por sobre la cabeza de Daniela vi de repente la luz azul y nerviosa de un patrullero detenido en la esquina. Presentí lo que iba a suceder: no pudimos pasar con el cuerpo sin evitar las sospechas policiales. “Buenas noches”. Buenas noches. “¿Qué le pasó?”. Miré al oficial. Era un modo discreto de preguntarle ¿qué le pasó a quién?. Entendió: “al hombre que está cargando”, me dijo. El aspecto de la víctima volvía agua entre los dedos cualquier respuesta que yo intentara.

Demorados, sin antecedentes pero sospechosos. Para peor un inesperado descubrimiento de los federales: el corazón aquel no pertenecía al hombre sino a ella. “¿Con qué fin le habíamos quitado el órgano cardíaco?”. Juro que sólo entonces vino a mi memoria la imagen de la pareja sentada en el jardín del museo Larreta: él apoyaba el brazo en el respaldo, la mujer inclinaba su cabeza hacia el hombro del varón. Y el corazón, naranja de mandarinas, como florecido, latía sobre su pecho, el suyo de ella. “¿Qué hace este tipo con ese corazón?”, insistió el hombre azul en la comisaría. Deseché el atajo de la pregunta como repuesta (“en las condiciones en que la encontré, ¿para qué podía necesitarlo ella?”).

.
.
Abandono de persona. Robo de órganos. Imputaciones que no me dejaban pensar. Tampoco aún ahora logro argumentar. Este pesar no cede y no puedo saber si esa luz azul y nerviosa que no cesa de latir es la del patrullero que persiste o acaso sea la luz única con que decidí alumbrar este año el árbol navideño. Como sea, el hombre de carne de hojas ocre está sentado junto a mí. Y en el silencio de esta noche su imagen me mantiene despierto: ¿qué hace un hombre con el corazón de una mujer?.
.


diciembre de una navidad
Guillermo Cabado


(la escultura en cuestión fue presentada en el Museo Larreta en la muestra “Esculturas en el jardín XII”, se tituló “Corazón de mandarinas” y su autora Carlota Petrolini; fue la única obra plástica de las muchas que vi durante el año de esa navidad, que reencontré en la calle. “Cigarros" es esa encantadora película basada en un guión de Paul Auster y que recomiendo mirar para calentar el alma)





sábado, 17 de diciembre de 2011

--

"BAJO LA FLOR DEL CEREZO"

UNA CELEBRACIÓN


-Entrada libre
con inscripción previa-



El sábado 17
de diciembre

a las 11hs en un petit hotel
de San Telmo.




Cierre de otro año
de encuentros con vidas
que tejen su historia,

su rumbo
y su suerte.

Lo celebraremos con
algunas escenas de la película de Doris Dörrie,
"Cerezos en flor",
y algunas pinceladas
de Lacan sobre el amor.




Los espero

INSCRIPCIÓN PREVIA:
cpn_centro@yahoo.com.ar

Coordina:
Lic Guillermo Cabado







Refrescando aquellos telegramas visuales...

serie "MITOS SOBRE EL PSICOANALISIS"
.
EL SILENCIO DE LOS LACANIANOS
.

.
"Los lacanianos no te hablan"


.
¿Cuántos segundos de silencio dan un lacaniano?.

.
¿Cuántos, en cambio, dan un racinguista?.




¿Y un coleccionista de mariposas?, ¿cuántos?.
.
El ocasional silencio del analista que trabaja con la enseñanza de Lacan
guarda con la sesión de análisis la misma relación que el color azul con una mujer que se viste:
.
a veces lo usa porque no tiene otra cosa que ponerse.
P
ero sólo a veces.

Guillermo Cabado


El resto de los telegramas visuales en:

http://telegramasvisuales.blogspot.com/





Anexo de lo apuntes de viaje
a través del
seminario IX de Lacan


"LA IDENTIFICACIÓN"



Mi mismo cuento de navidad, pero intervenido (1)




"Para disipar este espejismo es suficiente algo
que les he representado el otro día
como el gesto de la cabeza del pequeño niño
que se vuelve hacia aquel que lo lleva.
Pero no hace falta tanto, una nada.
(...) Una mosca que vuela,
si pasa por este campo y hace bzz, basta
para que me sitúe en otro campo..."


(clase 26 del seminario VIII de Lacan, 21/6/61)






CARA A CARA

- de Rafael a Picasso -


- 1 -



"Para ilustrar lo que acabo de decir,
surge la imagen de los íconos cristianos:
la madre en relación al niño que tiene ante sí sobre sus rodillas.

Esta figuración no es azarosa, créanlo: la madre envuelve al niño"

(clase 26 del seminario VIII de Lacan, 21/6/61)



("Madonna con niño", Rafael)



La vi un domingo en la misa. Me enredé en sus ojos y me pasé meses sin saber cómo hablarle. Era mi adolescencia, poco antes de eso el mundo ya me había sucedido y vivía aferrado a un nombre del Padre. ¿Cómo se le habla a una chica que te gusta mucho?.

Justo ayer volví a acordarme de ella cuando abrí la puerta de mi consultorio. La iglesia vecina había decidido celebrar la inmaculada concepción en la calle y cantaban aquella misma canción del día en que me decidí a hablarle.



- 2 -



"... esta economía tiene una relación íntima con lo que llamamos

la relación cara a cara.
(...) Quizá hay algo decisivo en la estructuración imaginaria
que hace que la relación con el objeto del deseo
esté estructurada como debiendo venir por detrás,
como una relación con el mundo que consiste en cubrir
o en ser cubierto..."

(siempre en la misma clase,
Lacan se ocupa de por qué se pasa del cara a cara al diván)




Digo mejor: aquel día no me decidí, apenas si me distraje de mis dudas. Esperé el momento de la comunión. Dejé que se sumara a la cola de los comulgantes y fui tras ella (exactamente eso: me puse detrás suyo). Enseguida la imprevista humedad de mi mano alteró la carta que le había escrito.

Ayer recordé lo que cantaba la gente con la que íbamos hacia el altar...




Caminamos y en esa marea de los otros me atreví a tocarle el hombro. No. Apenas la rocé. Fue suficiente para que se diera vuelta. Le di la carta. Le dije "es para vos". Yo creo que me debe haber escuchado aunque la gente cantaba con fervor. Por suerte, enseguida volvió a mirar al frente después de sonreir. Seguimos avanzando. Lento. Hasta que tomó su comunión. Yo también. No sé en qué habrá pensado ella mientras devoraba lo suyo.




A la semana siguiente ella no fue a misa. En la carta yo le decía que... no sé qué le decía. Pero confiaba en que ese manto de renglones podría envolvernos. Tampoco fue a misa dos semanas después.


Cómo le cuesta olvidar al cuerpo. El sudor de mis dedos y aquel pasamanos como un tajo inmanejable en el manto de mis palabras bonitas. Allí gritaban mi objeto, y mi obstáculo, y el ardor de lo que no tiene lugar.

Ay con el amor por las doncellas.



Ay.


- 3 -




"Si es por ahí, si puedo decir, que yo trato, para tomar prestada una expresión a un título,
espero que célebre para ustedes, de una improvisación literaria de Picasso,
a saber: atrapar el deseo por la cola...
si es por ahí, es decir, no por la primera forma de identificación definida por Freud,
que no es fácil de manejar
(la de la Einverleibung, la de la consumición del enemigo, del adversario, del padre),
si he partido de la segunda forma de la identificación,
a saber, de esta función del trazo unario,
es evidentemente con ese objetivo"

(décima reunión del seminario IX de Lacan, 21/2/62,
las marcas sobre el texto son mías)


Un fragmento de "El deseo atrapado por la cola",
pieza teatral escrita por Picasso:





"Si es verdadero que la función del
uno en la identificación (...)
es aquélla (...) de lo que he llamado el trazo unario (...)
este uno, su paradoja, es justamente ésta:

que cuanto más se parece, quiero decir,
cuanto más se borra de él todo lo que es de la diversidad de las semejanzas,
más soporta él,
más
uncarna diré,
si ustedes me permiten esta palabra,

la diferencia como tal"

(décima reunión del seminario IX de Lacan, 21/2/62,
las marcas sobre el texto son mías)




"Para disipar este espejismo es suficiente,
(---)
algo que les he representado el otro día
como el gesto de la cabeza del pequeño niño
que se vuelve hacia aquél que lo lleva.
No hace falta tanto... Una nada. Un relámpago... pero es demasiado decir,
pues un relámpago siempre ha pasado por ser
el signo mismo del Padre de los dioses, nada menos
(y no es por nada que yo lo pongo de relieve).
Pero... una mosca que vuela,
si pasa por este campo y hace bzz,
basta para hacer que me sitúe en otra parte,
para arrastrame fuera del campo cónico de visibilidad del i(a)...


(...) verán que al considerar de cerca la articulación clínica,
nunca se trata de una identificación masiva, que sería
(por relación a la identificación narcisista, que ella viene a contraatacar)
como envolvente de ser a ser.
Para ilustrar lo que acabo de decir, surge la imagen de los íconos cristianos:
la madre en relación al niño que tiene ante sí sobre sus rodillas.
Esta figuración no es azarosa, créanlo: la madre envuelve al niño"


(reuníon vigésimosexta del seminario VIII de Lacan, 21/6/61,
las marcas en el texto son mías)



Guillermo Cabado,
el día después del 8 de diciembre



(1) Cuentos de navidad de otros años,
aquí:
http://rumorosa.blogspot.com/search/label/Cuentos




(Picasso en comunión, meses después del estreno de su "El deseo atrapado por la cola")





miércoles, 7 de diciembre de 2011


.

SIMPLE Y DESDE TU CASA




LACAN CON CINE
(historias para razonar a Lacan)

Todas las semanas una película,.

unas pocas consignas
y
.

un encuentro por internet

personalizado

en vivo

y a tu ritmo

para acercarte al pensamiento de Lacan.

.


LACAN CON CINE
(historias para razonar a Lacan)


(formato virtual, en tiempo real)


empieza cuando lo decidís



PARA INFORMES Y PROGRAMA CON EL RECORRIDO PREVISTO:







Coordina: Lic Guillermo Cabado


PLATAFORMA DEL TALLER VIRTUAL:

http://lacanconcine.blogspot.com/




lunes, 14 de noviembre de 2011




Apuntes de viaje
a través del
seminario IX de Lacan


"LA IDENTIFICACIÓN"


- 6 -


ALREDEDOR DE LA PRIMER CLASE (15/11/61) (1)




I - e:
LA PELÍCULA "CISNE NEGRO" Y LA IDENTIFICACIÓN, 2da parte:
"Hazme cisne"
en el habla de Lacan es "hazme signo"




"Ahora andá a tu casa y tocate"

(indicación del director del ballet a su bailarina principal, Nina - interpretada por Natalie Portman en la película: "Cisne negro")


"Si hubiera un campo concebible donde funcionara la unión sexual, donde la cosa pareciera andar (en el animal), sólo se trataría del signo.
Hazme cisne, como decía Leda a uno de ellos (Fais-moi cygne: literalmente "hazme cisne" es también por homofonía "hazme signo, hazme seña")"


(J.Lacan, seminario XVI, "De un Otro al otro",
clase del 5/3/69, texto establecido por J.A.Miller)







En el eslabón anterior de esta serie habíamos llegado al punto de la película "Cisne negro", donde Thomas, el director del ballet, vierte en el oído de Nina Sayers su demanda: "ahora andá a casa y tocate". Con eso él intenta "extraer" de su actriz ese aspecto de su ser que le permita encarnar al cisne negro, al lado oscuro de la luna, a eso que Nina supuestamente tendría "reprimido". En fin, no muy lejos de aquel pastoral discurso de nuestro Piero: "hay que sacarlo todo afuera, como la primavera... nadie quiere que adentro algo se muera".




Dejemos al margen en este punto el apasionante recorrido que podríamos realizar respecto del modo de pensar la actuación en su relación a la ficción y a la persona del actor (2), y centrémonos en el lazo que allí se encarna en esa pareja, entre ese "¡goza!" de Thomas y la respuesta de Nina "¡oigo!" (3). Un par que evoca a aquel otro, pastoral, de la película "La sociedad de los poetas muertos", entre el profesor Keating y su alumno actor. En aquella ocasión la demanda era "¡Carpe diem!" ("¡aprovecha el día!"), clásico que nos llega desde Horacio (4) y que se completaba en el poeta del siglo I aC con una referencia a no dar mayor crédito al futuro. Asunto que viene muy a cuento si pensamos que lo que Freud ubicara en el complejo de castración es, entre otras cosas, la producción de una suerte de "letra de cambio" que permite al sujeto producir su propio futuro e "instituir a su acto en el campo del proyecto" (5).

(Mr Keating lanza su consigna pastoral luego de llevar a sus alumnos a un juego especular que no tiene desperdicios)


El problema que en esos casos suele presentarse del lado del que responde "oigo", es que éste que nunca termina de saber cuándo realmente logra estar a la altura de lo que se le demanda. En "La sociedad..." hallarán una escena entre Keating y otro de sus alumnos, que desafía al rector, donde eso quedaba perfectamente articulado. Así también, en "Cisne negro" bien se escucha resonar en la historia de Nina un "¿pero cuándo lograré ser realmente esa mujer que desea?" (decidan ustedes quién es el que "desea" en esta frase).

Pero habíamos dicho en el post anterior que el recorrido de Nina, su trágico recorrido por el "¿quién soy?", nos conducía a ese punto de la primera clase del seminario IX en el que se empieza a esbozar uno de los tópicos de todo el seminario: ¿de qué hablamos cuando decimos "pensamiento" en psicoanálisis?, ¿qué lugar darle?, ¿cómo escucharlo?. Eso sucede justo en el punto en el que Lacan introduce el planteo de Descartes que se ha cristalizado con el tiempo en la fórmula "pienso, entonces soy".

Y el problema vale para nuestra historia del cisne negro, en la que el "oigo" de Nina no es sin ese "hazme cisne" que la empuja hacia su director. Ese "hazme cisne"/"hazme signo" (decir "signo" aquí es decir "símbolo inequívoco del deseo sexual") con el que Lacan juega en la frase que cito al inicio de este comentario, en su seminario XVI, pero con el que ya había jugado en la parte final del seminario anterior al de la identificación: el seminario sobre la transferencia, más precisamente en su reunión del 17/5/61 (6).


(Nina intenta borrar la palabra "puta", "whore", que irrumpiera en el espejo;
la borradura será otro asunto que aparecerá más tarde en el seminario IX acerca de la identificación)




En ese "hazme cisne/hazme signo" propongo encontrar las resonancias de la una frase que, como dijera en el nro 5 de esta serie, me parece clave en la primer clase de este seminario IX que nos ocupa:
"más bien voy a poner el acento sobre lo que, en la identificación, se postula inmediatamente como hacer idéntico...". Yo leo en ella la brújula de este viaje por el seminario sobre la identificación: se trata de un hacer idéntico.

Llego entonces al punto: para alcanzar algunas resonancias de la introducción del "pienso" en medio de la cuestión de la identificación propongo aceptar el juego que al principio del seminario IX Lacan propuso al hablar de ciertos mensajes "ocultos" que dejara desperdigados, cual miguitas de Hansel y Gretel, en su seminario anterior (7). Jugar este juego implica ahora tratar de hacer foco en un hilo que me parece que resuena silencioso en esta clase de apertura del IX: el apasionante trazado que hiciera Lacan durante su seminario VIII entre el Sócrates que habla por boca de una mujer en "El banquete" de Platón y su comentario, hacia el final del seminario, sobre la historia erótica que atraviesa la trilogía teatral de Paul Claudel, la que va entre estas dos mujeres
de la familia de Coûfontaine (8): Sygne (homofónico en francés a "cisne" y a "signo") y Pensée (homofónico a "pensamiento").

Arriesgo entonces que no hay Thomas sin Nina. Que entre esta Nina que busca su ser y este Thomas que le pide que sea cisne, podremos trazar el apasionante viaje que relata en "El banquete" Sócrates por boca de "la mujer que quizás hay en él: Diotima"
.



El viaje erótico como tal, donde "lo bello no tiene relación con el tener, con nada que pueda ser poseído, sino con el ser, y propiamente, con el ser mortal"
(9).

El viaje del ser que buscando trascender, pretendiendo llegar a la completud que se le escabulle, empieza por desear un bello, para después pasar a desear a todos los bellos, y de allí pasar a desear la esencia de la belleza... hasta desembocar (digamos: frente al lago de los cisnes...) con la belleza eterna.

Esa metamorfosis que hace que el deseante se convierta en el amable,
el deseado: "se trata de una transformación, de un devenir del sujeto, de una identificación última con ese supremo amable. Para decir todo: cuanto más lejos eleve el sujeto sus miras, más derecho tiene de amarse, si podemos decir, en su yo ideal. Cuanto más desea, más se vuelve él mismo deseable".

La próxima entonces terminaré de apoyarme en "Cisne negro" para intentar localizar el hilo que va del deseante a
"la identificación última con ese supremo amable".

Lic Guillermo Cabado


(todos los post de esta serie se pueden ver bajo el ítem "SEMINARIO IX de Lacan" que se encuentra en el índice de este blog, a la derecha)




(1) Estos apuntes y apostillas van precipitándose al calor de la revisita, varios años después de haber ingresado a él con la guía de Mirta Balma, que desde el 2010 realizo de este seminario IX en el marco de un grupo de trabajo en el que nos hemos convocado con mis colegas Claudia Martínez, Ilde Dadoli, Gloria Alrá y Silvana Spinozzi. Entre clínica, arte y producciones de nuestra cultura actual, estos apuntes no son sin los intercambios con mis colegas.
Por otra parte: todos los fragmentos de las clases de los seminarios de Lacan, excepto expresa indicación en contrario, han sido extraídos de los sendos establecimientos de texto, traducción y notas producidas por Ricardo Rodríguez Ponte para circulación interna de la EFBA

(2) Un apasionante debate que atraviesa todo el siglo XX en el teatro, y que interesa particularmente al psicoanálisis en algunos de sus hilos, y que podríamos rastrear en tesis como las de Lee Strasberg, tan ligado al famoso Actors Studio, por un lado y en "la vereda opuesta" en una larguísima serie de directores, que ahora apenas esbozo con esta arbitraria serie polaco-argentina: Grotowsky-Kantor-Bartís- Daniel Veronese.

(3) Este par "goza"/"oigo" tiene su fuente en el juego de palabras que el francés le servía en bandeja a Lacan: en esa lengua "goza" y "oigo" son homofónicos, es decir: se presentan en espejo. De hecho en la película citada Keating se las dice a sus alumnos frente a una vitrina que claramente toma el valor de espejo para ellos, acompañada de una expresión que es la clave de la posición de Keating: "ahora están fertilizando narcisos".

(4) "Carpe diem quam minimum credula postero" ("aprovecha el día, no des más que mínimo crédito al mañana"). Es interesante decir que el "carpe diem" se encuentra citado en cierto poema que muchos atribuyen erróneamente a Walt Whitman, el poeta preferido del profesor Keating, el mismo que es utilizado en una escena donde Keating aplica el mismo método de Thomas con Nina, para extraer el potencial poético de un alumno "reprimido" (Ethan Hawke). Cabe decir, porque importa a lo que estamos trabajando, que Whitman sí, en cambio, escribió el poema "Canto de mí mismo".

(5) Estas dos expresiones están extraídas de la clase del 22/3/61 del seminario VIII. Cabe decir que en esa reunión Lacan hace una precisión valiosa respecto de su famosa frase "amar es dar lo que no se tiene": lo que no se tiene es la disposición del acto en el momento en que se revela el deseo, ese "bullimiento", esa extimidad que, por ejemplo, irrumpe en Juanito.

(6) "... la ambigüedad de los nombres que les son conferidos por el poeta (Paul Claudel) están ahí para indicarnos que es legítimo interpretarlos como momentos de la incidencia de lo simbólico sobre la carne misma. La palabra comienza por una S (con c, "cygne" es "cisne" en francés") y eso es como una invitación a reconocer allí un signo" ("signe" es signo en francés). Clase 21 del seminario VIII.

(7)
Ver la referencia a los criptogramas que justificara nuestro pasaje por el comediante Aristófanes en "El banquete" en los post 1 y 2 de esta serie. Ahora propongo hacer resonar este otro hilo: el que va de Diotima a la tragedia de Sygne y Pensée de
Coûfontaine.

(8) Apellido que contiene el "cou", cuello, y "fontaine", "fuente", que en la historia de Claudel produce, más allá del cuello del cisne, una resonancia de la guillotina como fuente de sangre en la historia francesa.

(9) A partir de aquí las citas, como siempre en otro color y entrecomilladas, pertenecen a la clase del 25/1/61 del seminario VIII de Lacan, "La transferencia, en su disparidad subjetiva, su pretendida situación, sus excursiones técnicas ". Como ya está dicho, el texto ha sido establecido por Ricardo Rodríguez Ponte para circulación interna de la EFBA, tras el diálogo sostenido con otras fuentes críticas de la versión establecida por Jacques Alain Miller y publicada por Paidós.






sábado, 22 de octubre de 2011





Relacionado con la serie
sobre el seminario IX de Lacan

"LA IDENTIFICACIÓN"

Al calor de
lo que hacen con lo que dicen
ciertas ediciones de imágenes



NO ES LA PRIMERA COMUNIÓN


Algunas formas de tratar la muerte de Khadafi han reeditado un hecho de discurso: los mensajes que se escriben con el cuerpo de ciertos muertos.

Soy de los que piensan que el psicoanálisis se esteriliza cuando pretende explicar lo que sucede en un consultorio. Cuando el psicoanálisis explica, tira por la borda su chance de curar. Y ése es un riesgo al que siempre estamos expuestos en la práctica cotidiana (doy fe). ¡Qué decir entonces del psicoanálisis aplicado!... Aplicado a explicar hechos que suceden fuera del consultorio, el psicoanálisis se vuelve absurdo...

Lejos de eso, asomarse a ciertos hechos de discurso, por ejemplo: en el arte o en los medios de comunicación, es una invitación a pensar en las ocasiones en que producen efectos en uno, es decir cuando lo escrito se vuelve una carta destinada a uno (1)... Así, sin esperar dirimir las intencionalidades del que me lo dirige (de todos modos siempre es más interesante lo que es hecho más allá de la intención...) me importa preguntarme: ¿qué de ese discurso me detiene a escucharlo?, ¿qué en él me provoca este efecto?, ¿qué es lo que el que me habla, acaso, esté haciendo con lo que dice?...

Entonces: el mensaje escrito con ciertos cuerpos. Aquí propongo una combinatoria posible para dialogar con algunas escrituras sostenidas en la imagen del último Khadafi:

"Totem y Tabú"
de Freud (1913),
"Vigilar y castigar"
de Foucault (1975)
y un personaje, Kurtz, creado por Conrad en "El corazón de las tinieblas" (1899-1902) y retomado por Coppola a través del cuerpo de Marlon Brando en "Apocalypse now" (1979)...

Para empezar entonces, clic en el señor Kurtz, vuelto coronel en aquella película...




TOTEM Y COMUNIÓN

"Representémonos la escena de aquel banquete totémico, dotándola además de algunos rasgos probables que no pudieron apreciar hasta ahora. El clan, en ocasiones solemnes, mata cruelmente y devora crudo a su animal totémico, su sangre, su carne y sus huesos; los miembros del linaje se han disfrazado asemejándose al tótem, imitan sus gritos y movimientos como si quisieran destacar la identidad entre él y ellos. Ahí actúa la conciencia de que ejecutan una acción prohibida al individuo y sólo legítima con la anticipación de todos; por otra parte ninguno tiene permitido excluirse de la matanza y del banquete".

("Totem y tabú", apartado 5 del capítulo "El retorno del totemismo en la infancia", de Sigmund Freud, 1913)




¿HABRÁ QUE TIRAR "VIGILAR Y CASTIGAR" POR CADUCO?...


"Por lo que toca a la justicia penal, una nueva era. Entre tantas modificaciones señalaré una: la desaparición de los suplicios. Existe hoy cierta inclinación a desdeñarla: quiza, en su época, dio lugar a demasiadas declamaciones (...)
(...) desde el siglo XIX (...) unos castigos menos inmediatamente físicos, cierta discreción en el arte de hacer sufrir, un juego de dolores más sutiles, más silenciosos, y despojados de su fasto visible, ¿merece todo esto que se le conceda una consideración particular, cuando no es, sin duda, otra cosa que el efecto de reordenaciones más profundas?. Y sin embargo tenemos un hecho: en unas cuantas décadas, ha desaparecido el cuerpo supliciado, descuartizado, amputado, marcado simbólicamente en el rostro o en el hombro, expuesto vivo o muerto, ofrecido en espectáculo. Ha desaparecido el cuerpo como blanco mayor de la represión penal"

("Vigilar y castigar", en capítulo "Suplicio": "El cuerpo de los condenados", de Michel Foucault, 1975)


Lic Guillermo Cabado


(todos los post de esta serie se pueden ver bajo el ítem "SEMINARIO IX de Lacan" que se encuentra en el índice de este blog, a la derecha)


(1) Ése por ejemplo es el valor que me parece interesante darle a lo que dice Freud en el pasaje citado : "ninguno tiene permitido excluirse de la matanza y del banquete". Cuando el mensaje escrito con el cuerpo de un muerto produce ese efecto en su oyente o lector... entonces "Totem y tabú" acaso tiene algo para decirnos. Cuando no, como el agua que no se ha de beber, el texto seguirá corriendo por el cauce; nunca se sabe cuando pueda volverse un mensaje para alguien.

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