NOTA CON LA AGENCIA TELAM
De tu consulta precipito esta pregunta: ¿cómo ser padre en esta época que demanda de él cosas diferentes a las que le pedía en otra época?
La pregunta incluye una generalización que puede complicar cuando se trata de hablar a cada padre en particular. Aún así juguemos el juego:
* La época demanda (de modo implícito o explícito):
- "ahora que las mujeres están mucho más diversificadas en sus tareas se requiere más de la presencia física del papá en los tiempos del bebé ", "ahora que está mucho más instalado que los hombres pueden/deben ser más tiernos, se espera del papá (incluso él mismo lo espera de sí) tener otro contacto físico con el bebé a la hora de los pañales, el llanto nocturno, quedarse a cuidarlos, etc, etc"
- "ahora que los adolescentes son... (aquí va todo el rosario de cosas que sabemos: las salidas nocturnas, el consumo potencial de alcohol, la ciberépoca, etc), se requiere del padre una presencia clara que ayude a los chicos a que no se los lleve la ola del 'todos mis amigos lo hacen, ¿porque yo no?"
- "ahora que dejó de estar instalado el 'domingo comemos con los viejos', los padres de hijos que a su vez ya son padres, necesitan ver cómo estimular los encuentros familiares, cómo ayudar a hijos tan ocupados, cómo recibir de ellos lo que esperan, etc..."
Lejos de dar tips para padres de cómo responder a éstas y otras tantas demandas de época, lo que como psicoanalista voy a plantear aquí son 3 cuestiones que están antes de cualquier sugerencia puntual que se pueda hacer a un papá ante una consulta (aseguro que sin estos 3 ejes cualquier recomendación es totalmente estéril):
- A la actitud de un padre hacia un hijo siempre le convino, le conviene y le convendrán estos 3 ejes:
1) la posibilidad de que el padre soporte la diferencia que inevitablemente habrá entre lo que puede hacer y lo que se espera que haga (incluso lo que él mismo espera de sí mismo). Poder soportar esto le dará más chances de no quedar atrapado en la impotencia)
2) La posibilidad de que el padre soporte la diferencia que inevitablemente habrá entre lo que él espera de un hijo y lo que del hijo vendrá (a cualquier edad de éste). Poder soportar esto, vérselas con esto de un modo reflexivo, soportando la herida narcisística que esto puede acarrear, es lo único que le dará chances de conectar con la puerta que el hijo cada vez le abra para comunicarse (a veces un papá pretende hablar del "estudio que anda mal" pero resulta que el hijo sólo está disponible a hablar de fútbol, si el padre no se pone ansioso es más factible que en algún momento el mismo hijo pase a otros temas)
3) La posibilidad de no quedar atrapado en un clisé que incluso muchos psicoanalistas avalan: la creencia de que hay continuidad entre lo que un padre hace y lo que luego le pasará emocionalmente a un hijo ("señor papá, si usted no le pone límites, luego su hijo..."). Esta afirmación tajante no habilita a creer que da todo lo mismo, pero en tanto nadie sabe de antemano que habrá de tomar un hijo de lo que un padre hace, lo mejor que puede hacer un papá es concentrarse en mantener la conexión con lo que siente que él puede ofrecer
Saludos
Guillermo Cabado
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